La vida del revés

Carles Puigdemont en el calabozo y Pedro Sánchez en la cuerda floja

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23 sep 2021 / 23:29 h - Actualizado: 24 sep 2021 / 11:47 h.
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  • Carles Puigdemont. / EFE
    Carles Puigdemont. / EFE

Han detenido a Carles Puigdemont. Ha sido en Cerdeña, la isla italiana a la que el que fue president de la Generalitat se había desplazado para asistir a un evento con el folclore catalán como protagonista. La policía italiana, dada la orden de busca y captura internacional emitida por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena, detuvo a Carles Puigdemont y ya está en el calabozo esperando.

Es una excelente noticia que alguien huido de la Justicia sea detenido para que pueda ser juzgado. Lo que no es de recibo es que un cabecilla sedicioso se vaya de rositas, los segundones paguen el pato, y que, además, el prófugo viva a cuerpo de rey con una sonrisa en la boca. Puigdemont tendrá que responder ante el juez instructor y si es condenado pasará una temporada entre rejas como sucede con los delincuentes a los que trincan, juzgan y condenan.

Pero lo que se tiñe de tragedia son los planes de Pedro Sánchez. A ver cómo sale de esta. Estará pensando que a quién se le ocurre viajar a Cerdeña para hablar de sardanas, que no se puede ser más torpe. El pobre presidente del Gobierno se encuentra con los Presupuestos Generales del Estado sin aprobar y preso de los independentismos catalán y vasco para poderlo hacer; su continuidad en La Moncloa se tambalea y ha comenzado a caminar sobre un alambre muy fino; y la que se está preparando en Cataluña puede ser fina. Ya veremos cómo acaban las calles de Barcelona, Girona o Lleida, por ejemplo. Si echamos la vista atrás podemos imaginar la que le viene encima a los catalanes que sufren todo este asunto de la república independiente y de las bobadas múltiples que crecen alrededor de Puigdemont y los que le siguen. Qué tristeza tan grande saber que mañana veremos a los policías nacionales y a los Mossos haciendo lo que pueden frente a centenares de bestias.

El Tribunal Supremo me hace sentir orgulloso y me hace creer (de nuevo) en el futuro de España. De verdad que me parece un respiro maravilloso.