La vida del revés

¿Cómo afrontar el apagón energético que llega?

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03 nov 2021 / 18:35 h - Actualizado: 03 nov 2021 / 18:41 h.
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Primero fue el papel higiénico y ahora son los hornillos de gas, los mecheros para encenderlos y las linternas. Primero fue el coronavirus y ahora es el apagón energético anunciado por países como Austria. Primero llegaron las noticias desde China que hablaban de una enfermedad provocada por un virus desconocido hasta ese momento y ahora llegan otras sobre el llamamiento que el gobierno del gigante asiático hace a la población para que acumule alimentos y objetos que alivien un posible problema de abastecimiento. Aviso a navegantes.

La demanda de hornillos de gas, de linternas y de mecheros se ha disparado. La demanda es alta y los precios se elevan sin remedio. Unos compran y se lo dicen a los que no han comprado y se inicia una carrera por llegar a la ferretería antes de que sea tarde. Y no compramos un hornillo, no, compramos dos o tres por si las moscas. Y nos lanzamos a la calle para buscar pilas gordas de esas de toda la vida para la vieja linterna que guardábamos en el fondo del armario. Y nos volvemos medio locos pensando que el mundo se acaba sin remedio y que lo único que nos puede salvar es gastar un poco más.

El problema que no parece que queramos entender es que somos demasiado seres humanos en el planeta Tierra. Eso es todo. La Tierra se ha convertido en un enorme terrario que se seca, se pudre, se estropea y se desintegra, poco a poco, porque la cantidad de seres vivos hace inviable la vida a medio o largo plazo. ¿Puede usted imaginar su casa de 60 metros cuadrados con treinta personas dentro, comiendo todos los días lo que hay en la despensa, bebiendo lo que hay en la nevera, ensuciando sin reparos y limpiando lo justito? Sería un caos y no se podría continuar con esa situación demasiado tiempo. Pues eso.

Si quieren ustedes, compren media docena de hornillos de gas, docena y media de mecheros y cincuenta pilas de las gordas de toda la vida. Si quieren compren cuatrocientos kilos de pasta y trescientas latas de distintas conservas. Si es su deseo hágalo, pero ya le advierto que si hay un apagón energético duradero y serio, las cosas no se arreglarán ni con una linterna ni comiendo macarrones.