Como las letras...

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19 abr 2020 / 04:00 h - Actualizado: 19 abr 2020 / 04:00 h.
  • Como las letras...

Nuestra primera posesión, algo que nos es dado al poco de nacer para evocar la idea de una personita que, desde el momento que llega a este mundo ya es "igualita que nadie"... Esa valiosa posesión, compañera de vida es nuestro nombre. El mío es María, se compone de 5 letras M-A-R-Í-A, cuando aprendí a escribirlo de pequeña sentí alegría, les mostraba el folio a mis padres sonriendo, al tiempo que decía: "¡esta soy yo!".

El diccionario de piedra y el galgo mental

Esta semana vino a mi cabeza aquel momento de aprendizaje, de autoconocimiento, de descubrimiento, del gusto por la lectura... Aquel mix de sentimientos y pensamientos se hacía presente en mi mente mientras veía la película "La ladrona de libros". Ambientada en la II Guerra Mundial, cuenta la historia de Lisel, una niña de 9 años adoptada por una familia alemana. Su nuevo padre la enseña a leer, creando en el sótano de la casa una especie de diccionario gigante, donde cada trozo de pared estaba presidido por una letra, en mayúscula y minúscula, y debajo de ella, la chiquilla iba escribiendo con tiza todas las palabras que iba descubriendo... ¡Me encantó aquel diccionario de piedra! me quedé durante unos segundos observando las "letras presidenciales" con sus mayúsculas y minúsculas, cogí rápidamente mi libreta digital porque, como un galgo mental, acudió a mi cabeza una reflexión: las personas nos parecemos mucho a las letras, también nos escribimos a nosotros mismos con mayúsculas y minúsculas...

Cuestión de evolución, no de división

Cuando abres un libro, la primera letra que te encuentras es una mayúscula, es imposible no fijarte en ella, su tamaño atrae tu atención, resalta claramente entre sus compañeras de renglón... A lo largo del texto encontrarás otras tantas mayúsculas, sin embargo, se quedan en nada en comparación a la proporción de sus compañeras, las minúsculas.

Ellas, como su propio nombre nos adelanta, son de menor tamaño pero también son más familiares. Lo más curioso de todo es que aquí no hay dos equipos, es decir, no se trata de mayúsculas vs minúsculas, no, no es cuestión de división sino de evolución porque, en realidad, mayúsculas y minúsculas son dos formas... ¡de la misma letra! Nuevamente, me vino a visitar el "galgo mental", "¡como las personas!" -gritaba una voz en mi interior-.

El "yo mayúsculo" y el "yo minúsculo"

No existen personas mayúsculas y personas minúsculas, todos somos seres humanos; lo que sí existe es tu "yo mayúsculo" y tu "yo minúsculo". Piénsalo, en un texto, ¿cuando sueles ver las mayúsculas? al inicio y cada vez que hay un punto y seguido o punto y a parte, de igual modo sucede con nosotros. Una persona se vuelve más grande ("yo mayúsculo") cuando hay un punto y a parte en su vida, cuando empieza un nuevo renglón, cuando un cambio genera un replanteamiento personal, social, económico, emocional... Una vez que se ha adaptado a la nueva situación, seguirá conjugando su vida en minúscula, en clave de sencillez, prestando atención a los pequeños detalles, generando familiaridad y confianza... Sólo quien sabe escribir en minúsculas llega a ser mayúsculo... El que pretenda ser grande sin conocer lo pequeño, no lo conseguirá ni en sueños, y si en estos días difíciles te encuentras con algún jeta, recuérdaselo: "¡eh, que somos como las letras!".

María Graciani

https://mariagraciani.wordpress.com/