La conocida como venta en corto es el mecanismo bursátil que ofrece al inversor la posibilidad de obtener beneficio cuando los precios de las acciones bajan. De esta manera, las pérdidas de unos inversores pueden convertirse en ganancias para otros.
Que un inversor tenga una posición Long o comprada, quiere decir que adquiere acciones con la esperanza de que su precio aumentará. Esta suele ser la estrategia que asumen la mayoría de los inversores. Contrariamente, el inversor en posición Short o vendido, adquiere los títulos con la esperanza de que su precio baje.
Para invertir en bolsa se necesita utilizar los servicios de intermediación de un broker, debiéndose abrir una cuenta de inversión con este. Dicha cuenta de inversión puede ser de dos tipos: Cash account o Margin account. La cuenta Cash sirve para que el inversor realice la compra de las acciones con el dinero depositado en la misma. La cuenta Margin permite comprar títulos a prestamo (el denominado apalancamiento financiero) utilizando como garantía los títulos de nuestra cuenta.
La venta en corto o short es la venta de un título que el inversor no posee, es decir, la venta de una acción de la que no es propietario, asumiendo la obligación de devolverla en el futuro. En este supuesto, el broker, de sus propias acciones, o, un tercer cliente presta la acción al inversor. En tal supuesto, al llevar a cabo una venta en corto, el inversor recibe en préstamo la acción y esta es vendida, y el resultado económico de la venta se computa en la cuenta del vendedor a corto.
Importante resaltar que la venta en corto es una estrategia de alto riesgo, ya que, en caso de que las cosas salgan de manera contraria a lo esperado, puede perder incluso más dinero del que dispone en su cuenta.