Cuaderno de Goya (III)

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02 may 2020 / 11:14 h - Actualizado: 02 may 2020 / 11:15 h.
  • Cuaderno de Goya (III)

Continúo donde lo dejamos ayer, sin más preámbulos, con que:

1º: Cada uno de los lienzos, dibujos y grabados de Goya merecería un estudio por sí mismo y con todos, hacer un corpus que contemplara los cientos de obras autentificadas y las que se le atribuyen.

Aquí, irán saliendo algunas en la medida que las encontré a través de la prensa –ese medio de tantísima utilidad pocas veces valorado por los investigadores- y que por alguna razón llamaron mi atención en el momento de verlos ahí, entre las noticias políticas, escándalos empresariales o bancarios,...Ver a Goya, conocer un nuevo dato hasta entonces ignorado era una maravillosa sorpresa que por momentos me sacaba de ese contexto de “la realidad” que por entonces vivía, en medio de las crisis sucesivas agravadas ahora sí por la(s) pandemia(s) sanitaria y humana.

2º: Libros y publicaciones sobre el genial autor aragonés existen por miles (por no decir que por millones si consideramos su influencia en todo el mundo, las colecciones y muestras que se organizan en torno a selecciones de sus obras, la curiosidad que suscitó ya en vida, las causas de su sordera o de su exilio y todo cuanto haya sido del interés de alguien, como puede ser un estudio sobre la raza de los perros que aparecen en los retratos o los la flora de los fondos paisajísticos de sus Cartones para tapices, a título de ejemplos), y la pólvora la inventaron los chinos hace ya milenios.

Por tanto y si mi aportación pudiera servir de algo, es para que hagamos lo mismo: nos detengamos a pensar, a contemplar las imágenes e interpretar en la medida que nos sea posible, lo que quiso decirle a sus contemporáneos con esas formas tan nuevas y extravagantes y ese lenguaje expresionista, y sobre todo qué es lo que quiso hacernos a la posteridad, a nosotros que lo miramos ahora.

3º: Pensé de nuevo en él viendo la reproducción del grabado “¿No hay quien nos desate?”, y consideré que hasta cierto punto este era también un Autorretrato teniendo en cuenta que además de Josefa Bayeu, que era su esposa, mantuvo relaciones que se sepa, con Leocadia Weiss aún estando casado. De un modo u otro estaría expresando un deseo subliminal –o demasiado evidente- de liberarse del compromiso de soportar y de por vida, a una persona con la que posiblemente no se idenficaba del todo, sintiendo por otra parte que su libertad se veía –también por aquí- bastante constreñida y si no le agradaba someterse al protocolo de la Corte, tampoco en el ámbito de lo doméstico-cotidiano. Si algo hizo y quiso Goya, además de su ímproba obra, es una lucha titánica a favor de la libertad del artista, esa reclamación iniciada en el Renacimiento y que no se consiguió hasta hace no bien poco.

4º: Ahora paso a la foto de un lienzo suyo, que se publicó en El País del 10 de noviembre del 14 en cuyo pie puede leerse que se vendió entonces por 2,5 millones de €, cosa que se consideraba desorbitada. Se trataba del lienzo: “La letra con sangre entra” y más que lo desorbitado del precio -que de ser un Goya auténtico para nada lo es porque es inconmesurable- lo que me sorprendía en él era la desfachatez del maestro ante el hecho de que haya situado a un chico joven, con el trasero descubierto y al que le aplicaban una golpiza a latigazos, personaje que si bien no situado en el centro de la composición, es hacia él a donde se dirigen las miradas de los demás protagonistas que incluye, y por supuesto que es la misma donde se dirige la de los espectadores, para ir observando a continuación todas las figuras en los diferentes planos de cercanía o profundidad, en la diferencia que marca en cuanto al colorido y a la iluminación.

5º: Pero ojo una vez más, porque de mi maestro aprendí, y algún día revelaré su nombre, que no se deben hacer lecturas desde la perspectiva de nuestra época, y que para hacerlas había que considerar todo eso que se llamaba –y se sigue llamando- mentalidad aunque ahora parece bastante dispersa en el caos en el que estamos. Lo fácil aquí sería decir: cuadro de aspecto costumbrista (o infantil), uno de los asuntos que le fuera tan grato a Goya. Lo difícil es comprenderlo en el momento cuando lo pintó, al margen de cuestiones sociales que pudiera denunciar o que simplemente mostraba porque de una manera u otra también llamara su atención, lo presenciara o lo imaginara. Arnold Hauser no había nacido todavía y las interpretaciones sociológicas del arte, tampoco. Tampoco lo había hecho Mr. Freud.

6ª: Sorprende también que en los destacados del periódico pudiera leerse que “la Justicia investiga el sobrecoste de estas pinturas, adquiridas entre el 2006 y 2007 por el Gobierno de Aragón, y que parte del desembolso fue a parar a una cuenta en Londres” (sic).

7º:El blanqueo de dinero, la evasión del patrimonio español, abogados de unos y de otros, jueces, fiscales, notarías, testamentarías, intermediarios, banqueros, políticos, Hacienda, empresarios,... dan a entender que nos encontramos ante uno de esos casos que de vez en cuando salen a flote y en los que se pone de manifiesto, como pasó ahí, el que no se respetase nada ni por la Junta de Valoración y exportación de Bienes Culturales (del Ministerio de Cultura), y que ni el Gobierno de Aragón, ni el Central, ejercieron su derecho de tanteo.

El pequeño cuadro, incluso se había declarado “Exportable”. Esto ya lo denunciaba Antonio Ponz en el siglo XVIII, cuando afirmaba que en España había muy poco interés por el patrimonio.

8º:Goya, sin intuir el destino de sus obras, se convertía a su pesar en un pretexto para un nuevo ejemplo de la ignominia que se ceba en nuestro patrimonio cultural con tantos ejemplos y en todos los órdenes que quisiéramos traer aquí, pues se pretendió incluso construir en Zaragoza un “Espacio Goya” y para el que se pagó a un equipo de arquitectos que jamás lo hicieron, y aunque sin conocer las claúsulas, porque tampoco se indican, no se sabe si devolvieron lo cobrado hasta la fecha, porque ejemplos como estos hailos y bastantes y aquí mismo en Sevilla sin ir más lejos, caso de la Biblioteca de El Prado sin ir más lejos.

9º:En el mismo artículo se habla de una Casa de Subastas de Madrid, de una galería en Londres, de políticos del PSOE, del coleccionista Rosillo de Madrid, de Patronatos, Fundaciones,...y sinceramente considero que este es el cuadro que debería exponerse: el artículo íntegro de Natalia Junquera, quien lo firmó desde la capital aragonesa.

10º: El otro cuadro que le atribuyen a Goya en el mismo periódico, el retrato de Luis Mª de Borbón y Villabriga, es posible que ciertamente lo pintase como ya lo había hecho en otras ocasiones –a él y a otros miembros de la familia- y conocida es la relación que mantenía con ellos, pero con las obras de juventud o de vejez de Goya, Velázquez, Zurbarán y algunos otros, está ocurriendo un fenómeno curioso y es que van apareciendo inéditos súbitamente y en los lugares más insospechados, que por otra parte y sin entrar en falsificaciones, bien pudieran ser de colaboradores, coetáneos o discípulos del maestro, como Mengs, Esteve, Giaquinto,...

Por lo demás, el precio de una obra como puede ser cualquiera de un autor de la importancia que tiene el que estamos viendo, no significa nada porque se trata de un valor universal y especular sobre su cotización de un día para otro en arte, puede ser un juego más peligroso que hacerlo en Bolsa. Pues eso: ¡Salud y a invertir bien en los artistas!