Cuestión de memoria

El Correo TV pende de un hilo por un embrollo administrativo. Después de un duro trabajo para consolidarse como cadena local, un inexplicable defecto formal puede acarrear su desconexión

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01 jul 2018 / 23:30 h - Actualizado: 02 jul 2018 / 09:01 h.
"#NoApaguesLaTele"
  • Cuestión de memoria

Hace cinco años, El Correo de Andalucía, el periódico con más historia(s) de Sevilla, sufrió una profunda convulsión y estuvo a punto de morir. De morir y ser enterrado por las manos de la desidia, la escasez de recursos, los nuevos tiempos y una gestión calamitosa. Al duelo asistían, entre acongojados y perplejos, varias decenas de trabajadores y una variopinta y abstracta sociedad sevillana que, en un festival de declaraciones y de nostálgicos alegatos, se lamentaba y mostraba su indignación por la terrible pérdida, pero que no movió un dedo para reanimar a este medio de comunicación que agonizaba.

En esto llegó Morera. Don Antonio. Un empresario al que le iba bien y que poco tiempo atrás se había estrenado en la aventura de los medios con una modesta tele local. No sé mucho de él, apenas lo he visto media docena de veces. Pero sé que es un señor que en el paupérrimo panorama de la televisión de proximidad de Sevilla, donde reinaban cuatro nigromantes y otros tantos contenidos para adultos, estaba logrando consolidar una cadena de familia que hacía una televisión seria, honesta y profesional con la que mucha gente se sentía identificada.

Estábamos con El Correo medio difunto y Morera dio un paso al frente. El único movimiento adelante de aquel cortejo socio-político-empresarial petrificado. Se hizo con el periódico y asumió la carga de reanimar una actividad que hacía tiempo había dejado de ser negocio, y la responsabilidad de un equipo de profesionales que consideraban El Correo su razón de ser como periodistas.

Las sinergias del trabajo de las diferentes unidades de la empresa (televisión, periódico y web) afanosamente comenzaron a dar sus frutos y a impulsar una esperanzadora etapa de estabilidad. Aquella cadena de televisión se convirtió en El Correo TV y con el plus de la marca centenaria ha ido consolidándose hasta llegar a nuestros días con la pujanza que le otorgan cifras de audiencia más que razonables y una especial repercusión en los ámbitos de la información cofrade, deportiva y de la vida y tradiciones de la ciudad.

Este recorrido por la historia reciente de El Correo TV se me hace imprescindible para ilustrar la trayectoria no sólo de un medio cuyo corazón late sincronizado con el de esta ciudad, sino también el del grupo empresarial que lo respalda, sin cuya decisión y compromiso el panorama mediático en Sevilla sería hoy muy distinto de lo que es.

Tras recordar estos nada despreciables antecedentes y consideraciones, el hecho de que la supervivencia de El Correo TV se halle actualmente pendiente de un hilo por un inexplicable proceder administrativo resulta, como poco, una injusticia manifiesta. Por ello es precisamente la Justicia la que debe decidir ahora si se apaga la tele de El Correo o si continúa emitiendo hasta tanto se resuelve el contencioso que la empresa mantiene con la Junta de Andalucía, cuyo Consejo de Gobierno ha notificado ya la orden de desconexión.

La historia resumida es así de rocambolesca: en el concurso público para la concesión de las licencias televisivas, la oferta de El Correo de Andalucía TV ni siquiera fue valorada, con el argumento de que se habían «extraviado» los duplicados en CD que debían acompañar el proyecto. Lógicamente recurrida la decisión, y en tanto no se resuelva definitivamente la controversia (que fácilmente podría haberse subsanado requiriendo unas nuevas copias en ese formato, teniendo en cuenta que el defecto es meramente formal), ahora se trata de que El Correo TV pueda seguir estando en antena como medida cautelar hasta que haya un dictamen concluyente.

Confío en la Justicia. Confío en que ahora de forma provisional y después permanentemente, El Correo TV pueda continuar siendo una ventana a la vida y los intereses cotidianos de los ciudadanos de Sevilla. Que siga acompañando a sus espectadores y recibiendo de estos tantas muestras de fidelidad, cariño, reconocimiento y apoyo como hasta ahora. En primer lugar, porque no molesta ni perjudica a nadie, y en cambio su desconexión representa una pérdida para la audiencia y para la pluralidad informativa de nuestra ciudad. Y en segundo lugar, pero no menos importante, porque tras El Correo TV (y El Correo diario, cuya trayectoria está indisolublemente unida a él) hay muchos profesionales que ejercen su labor de forma entusiasta y el mismo número de familias que salen adelante con ese trabajo. No me cabe duda de que ni la administración de Justicia ni las autoridades deberían pasar por alto estos argumentos.

Si en su día El Correo estuvo a punto de desaparecer y sólo hubo un señor X que se dejó llevar más por el corazón que por las cuentas para darle una nueva oportunidad, ¿cómo van a tener tan mala memoria la Junta de Andalucía y los jueces para no valorar aquel esfuerzo en este trance?