Siete arquitectos: JUAN CARLOS CORDERO, PEPE MEDINA, GABRIEL CAMPUZANO, LUIS MEDARDO, JACINTO PÉREZ ELLIOTT, PEPE DAROCA e IGNACIO RUBIÑO, reúnen hasta el 7 de mayo una selección de sus obras pictóricas, fotográficas o escultóricas en la sede del COLEGIO OFICIAL DE ARQUITECTOS DE SEVILLA (COAS), invitados por su Decana CRISTINA MURILLO y por el Vocal de Cultura JUAN MANUEL GARCÍA NIETO. Exposición que ha sido comisariada por el no menos polifacético artista PACO PÉREZ VALENCIA.
“Mundos por construir y sueños por crear”, aludiendo al título de la exposición, han sido el late motiv desde que el ser humano tiene conciencia de sí mismo –hombre o mujer, porque hay quien cuestiona que las pinturas rupestres fueron hechas por mujeres mientras que los hombres cazaban- en la misma medida que tuvo también idea del espacio e incluso del tiempo donde habitaba, para lo que dejó innumerables huellas de su atracción y necesidad por el hábitat, la casa, el templo, los lugares donde acontecía la vida, se conservaba la memoria literaria, se transmitían saberes ancestrales, y como consecuencia de todo ello el nacimiento de todas las artes, incluyendo aquí y ahora la complejidad de la arquitectura, que sin menosprecio de las otras puede ser la suma de ellas como también de tantas otras artes.
No menos cierto es el interés que secularmente han demostrado bastantes arquitectos por un modo de representación que de alguna manera pudiera hacer las veces –entre las miles de interpretaciones que se le atribuyen- de decoración interior, llámesele pintura o escultura al margen de sus valores propiciatorios, religiosos, funerarios, arqueológicos, históricos, etc. que estas últimas suelen tener –aunque no necesariamente, sino como valor objetual o artístico en sí- y sin tener en cuenta tampoco si son exentas o si se hacen para ser parte de las construcciones donde se albergan.
Recorrer la Historia de la arquitectura es pues hacerlo de la humanidad y con esta, todo lo que le es afecto a ella comenzando por los objetos más elementales hasta llegar al refinamiento del arte por el Arte. Por esta misma razón, bastante de los arquitectos (también otros profesionales, pero en mayor medida estos por afinidades estéticas), han combinado el ejercicio abstracto del dibujo sobre un plano –planta y alzados, perspectivas y geometrías - con la figuración, con la forma o formas que van a convertirse en bi o en tridimensionales, alejadas entonces de la técnica –y de la ciencia- de cimentaciones, construcciones y edificaciones concretas.
Sin llegar a las cumbres de alguno de los representantes del Renacimiento y del Barroco, en mayor o menor medida muchos arquitectos han dejado desplazar lápices y pinceles por telas y papeles y han experimentado con cualquier materia sobre el volumen, diseñando objetos útiles, funcionales o por el mero placer de contemplarlos.
Esto último es lo que puede verse en la plaza de S. Pedro o del Cristo de Burgos: el ejercicio libre que supone expresarse sin la urgencia de los proyectos, el plazo de las obras, los cálculos matemáticos, aunque ese sentido del orden no lo pierdan.
Ni JUAN CARLOS CORDERO, quien en sus vistas de Sevilla recurre al acrílico sobre lienzo distribuyendo el color afacetadamente como un puntillismo a gran escala de modo que pueden dividirse coexistiendo otros cuadros dentro de cada uno.
Ni PEPE MEDINA en su friso lineal realizado en óleo sobre lienzo que recorre los bajos comerciales de las fachadas de los locales actuales y ya emblemáticos de La Campana y el comienzo de la calle Sierpes.
Ni GABRIEL CAMPUZANO en sus fotografías de gran, mediano y pequeñísimo formato distribuidas de techo a suelo que captan la grandeza de edificios emblemáticos y de los más humildes incluso algunas ruinas del pasado.
Ni LUIS MEDARDO en sus esculturas recortadas de poliéster, que actúan como tales o como maquetas para aumentarlas de tamaño pues son perfectamente transferibles. Hechas para ser apreciadas a la distancia de un bibelot o en la lejanía de los parques.
Ni JACINTO PÉREZ ELLIOTT, en sus acrílicos diluidos, gestuales y evanescentes, trazados a pincel con incisiones que no rompen la armonía de color que usa, ni las tonalidades suaves que sutilmente contrasta.
Ni PEPE DAROCA, con sus estampaciones sobre seda que pueden ser pañuelos de cuello, tapices, cuadros enmarcados o sin enmarcar, dejando que la luz, el viento, el movimiento implícito en ellas haga el resto con las formas planas llenas de dinamismo.
Ni por último con IGNACIO RUBIÑO con su escultura mural, un gran emparrado de hojas de aluminio impresas en offset recortadas, pintadas y anudadas que se prolongan hacia el espectador y se extienden ramificándose en dibujos sobre la pared.
Y bien, por todo esto, invitamos desde aquí a que se acerquen a verla. Feliz Semana Santa.