La Tostá

Déjate robar y todo irá bien

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 mar 2023 / 06:48 h - Actualizado: 15 mar 2023 / 06:52 h.
"Seguridad Social","La Tostá","Sindicatos"
  • Imagen de archivo del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. EFE/ Zipi
    Imagen de archivo del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. EFE/ Zipi

El ministro Escrivá pensaba en 2019, que subir las cotizaciones a la Seguridad Social era contraproducente para crear empleo. Gobernaba Mariano Rajoy. Hoy piensa todo lo contrario y se ha plegado a los sindicatos en lo de la revisión de las pensiones. No hay nada más socialista que aquello que dijo Groucho Mark: “Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”. No sé si lo han pensado alguna vez, pero siempre que se acercan unas elecciones regresa el momo de las pensiones. Hace unos días me dijo mi gestor cuánto me iba a quedar de pensión el año que viene y no lo voy a decir para evitar un posible secuestro. Si la cesta de la compra sigue subiendo, que no para de hacerlo porque la inflación no baja, el año que viene me iré a vivir con Escrivá.

¿Por qué no arreglan definitivamente el asunto de las pensiones? Porque a los gobernantes les interesa tener con qué meternos miedo y todos lo tenemos cuando pensamos si podremos comer o no jubilados, si trabajando tenemos dificultades. En el Gobierno han dicho lo que decían los chapuceros antiguos: “Aguanta, mientras cobro”. Y el que venga atrás, que arree. Dentro de dos o tres años vendrán otra vez con lo de la revisión de las pensiones, seguramente coincidiendo de nuevo con otras elecciones importantes. O me votas o no te aseguro que vayas a tener una pensión digna. Miedo, angustia, incertidumbre...

¿Qué es una pensión digna? La que te asegure que vas a vivir con dignidad y como está de cara la vida, es cada vez más difícil. Voy dos o tres veces a la semana al mercado y veo cosas terribles. Casi te sacan la navaja en la puerta o en la caja. El sábado por la noche me ofrecieron descuento en un rodaballo que iban a tirar. Me lo llevé a la mitad de precio. Al lado, una señora llenaba un carro de macarrones y al llegar a la caja tuvo que dejar algunos paquetes, porque no llegaba. El carro era un poema, con menos calorías que una tortilla de alambre. Encima no paran de meterle miedo con las pensiones. Y lo peor es que esa señora y millones más como ella votarán de nuevo a quienes al menos les aseguran macarrones con tomate frito.

Es una especie de síndrome de Estocolmo. Los ciudadanos siempre pensamos que puede venir otro gobernante a tratarnos aún peor, de ahí que todavía haya millones de personas que sigan votando a los dos grandes partidos que nos vienen gobernando desde que murió Franco. Y robándonos a plena luz del día. Mientras nos dejemos robar, todo irá bien.