La vida del revés

Desastre financiero a la vista. Otra vez la misma historia

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16 mar 2023 / 07:27 h - Actualizado: 16 mar 2023 / 09:50 h.
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La debacle financiera es una amenaza cierta. El famoso efecto contagio se hace fuerte en su escondite, en ese lugar en el que quedó en la anterior crisis que nos llevó a pasar unos momentos tan terribles. La historia se repite forzada por unas decisiones violentas por parte de la Reserva Federal o el Banco Europeo, por ejemplo. No se puede intentar solventar un problema a las bravas y pensando que lo van a pagar los de siempre.

La buena noticia es que los que estamos pagando el pato, es decir, los ciudadanos que estamos peleando con precios desorbitados y tipos de interés al alza de forma disparatada, tal vez seamos los que nos beneficiemos mínimamente. Si se siguen elevando los tipos de interés de esa forma serán más los bancos que no soporten la presión; o levantan el pie en los bancos centrales o la cosa se puede complicar. El resultado son hipotecas controladas e, incluso, bajada de tipos antes de lo esperado.

Lo primero que piensa uno es que la subida de los tipos de interés solo puede beneficiar a los bancos, que no puede ser malo de ninguna de las maneras. Y, aparentemente, es cierto salvo que se arrastre una situación como la que hemos vivido. Los tipos de interés en cero obligó a los bancos a refugiarse en productos con unos intereses fijos aunque bajitos. Menos daba una piedra. Pero claro, la subida abrupta de los tipos ha hecho que el valor de esos productos se desplome y la liquidez de los bancos se vea en enorme peligro. Es mucho más complicado que esto aunque puede servir para ilustrar mínimamente el asunto.

Ya digo que tal vez y solo tal vez, la subida de tipos que tanto encarece las hipotecas se verá frenada por esta situación. Pero tal vez y sólo tal vez la cosa se ponga fea y los bancos comiencen a caer uno tras otro (opción que cada minuto que pasa se hace más real).

Y todo esto hace pensar que muchos de esos gurús que ganan una millonada trabajando en un banco, que parecen saber qué hacer con cada céntimo y en cada momento, están a expensas de la suerte pura y dura. Nada de genialidades. Nada.