Dos años de prisión para dos sinvergüenzas

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09 jun 2022 / 15:34 h - Actualizado: 09 jun 2022 / 15:48 h.
"Opinión","Caso Marta del Castillo"
  • Dos años de prisión para dos sinvergüenzas

El titular del Juzgado de lo Penal número siete de Sevilla ha condenado a dos años de prisión a Francisco Javier García, ‘El Cuco’, el menor implicado en el crimen de la joven sevillana Marta del Castillo en 2009. Lo mismo ha sucedido con su madre, Rosalía García. Además deberán abonar 15.000 euros a cada uno de los progenitores de la joven asesinada. Ambos mintieron en el juicio de 2011 (así lo reconocieron en la vista previa del juicio reciente) al mismo tiempo que el tribunal estudiaba el caso del asesinato de la joven Marta del Castillo. Se condenó a Miguel Carcaño como autor del asesinato de la chica de 17 años.

Todo hace suponer que estas dos prendas recurrirán la sentencia en la Audiencia Provincial de Sevilla y ante el Tribunal Superior de Justicia; y todo hace suponer que volverán a marear la perdiz hasta límites inimaginables. Los que no podrán recurrir nada de nada son los familiares de la joven asesinada y seguirán condenados a sufrir por siempre jamás. No hay indemnización monetaria posible para aliviar el dolor que supone que un grupo de mierdas sigan liando la madeja para no decir dónde reposa el cadáver de Marta.

No entiendo de leyes, no entiendo de interrogatorios, no entiendo de procedimientos judiciales. No entiendo cómo es posible que, en un país cualquiera, unos asesinos puedan vacilar a jueces, policía, familiares, medios de comunicación y sociedad en general, sin que les metan un puro de tamaño sideral. Si no cumplen por el asesinato que cumplan por ser así una lacra para la sociedad. Si alguien pudiera aportar la cantidad de dinero que se ha gastado en este caso siguiendo las pistas falsas, las mentiras y los chanchullos de unos y otros, sería razón suficiente como para hacer pasar a todos estos una larga temporada a la sombra.

Ahora tenemos dos sentencias contradictorias gracias a las mentiras del macarra de tercera este y de su madre (por cierto, no se puede confundir el amor a un hijo con encubrir un crimen salvo que seas otro asesino en potencia) y una familia desesperada que ya no sabe qué hacer para dar un paso adelante.

Todo, en este caso, ha sido una chapuza inmensa. Lo sigue siendo y solo podemos solidarizarnos con la familia. Es poco, muy poco, y alguien debería pensar en cambiar las cosas para que esto no se repita nunca más, para que no nos hagan pensar que en una habitación a solas con nosotros sí señalarían el punto exacto en un mapa. Eso no puede ser en una democracia, ni se puede pensar por personas equilibradas y sanas de mente; pero tampoco hay que hacer esfuerzos para que toda España lo piense y no lo condene.