Opinión

Manuel Bellido

El bosquejo de un vasto sufrimiento por España

El bosquejo de un vasto sufrimiento por España

El bosquejo de un vasto sufrimiento por España / Manuel Bellido

Tengo que confiaros que ante el subseguirse de la actualidad, pruebo no asombro sino perplejidad y consternación. ¿Hacia dónde vamos? Intento reflexionar e interpretar qué hay debajo de cada noticia, descifrar qué esconden las tendencias y los riesgos que van perfilando la marcha de nuestra historia, como país y como planeta.

Lo que yo veo (se trata de mi visión personal) es un tejido social y político deshilachado y unas élites sin convicciones morales ni preparación profesional y cultural que van a lo suyo. Al mismo tiempo, vamos cargando sobre nuestras espaldas fenómenos de vastas consecuencias a nivel mundial: el cambio climático, las guerras, el hambre, la pandemia... No es menor el peso que soportamos en nuestro país con situaciones rocambolescas como la de hacer trampas en política con el solo objetivo de mantener el poder, formular engaños con las palabras para hacer llevadera la susodicha amnistía y hacer tragar semejante bodrio a los electores, a los militantes, a las instituciones, imponiendo ignorar la Justicia y el verdadero interés de los ciudadanos y del Estado.

Una corriente de malestar invade a militantes del partido socialista, que declaran en público y en privado que esto que está haciendo Sánchez es un gran sabotaje contra el Estado democrático. Un malestar invade a los militantes de los partidos constitucionalistas y un malestar generalizado invade a los españoles que se sienten confundidos, burlados o engañados por un señor que para seguir en el poder pacta con golpistas perseguidos por la ley o con quienes defendieron siempre a ETA.

Aunque la tragedia es de una envergadura colosal, los medios de comunicación engordados y mantenidos por el poder siguen regalando caramelos, para que la amarga purga pase inadvertida por nuestras papilas mentales. Pues sí, los independentistas, que no representan a la mayoría de catalanes, pueden salirse con la suya rompiendo España, solo porque Sánchez quiere seguir durmiendo en la Moncloa. Conozco también a muchos españoles que ignoran, miran para otro lado o “cambian de canal”. ¿Qué puedo hacer yo?, me dicen algunos.

Este panorama es un bosquejo de un vasto sufrimiento. Cuando un partido quiere llegar al gobierno no para servir a seres humanos, sino para administrar el propio poder sirviéndose de cualquier medio, estamos ante la mayor derrota democrática, ante un proyecto de disolución nacional. No nos cabe la duda, con la amnistía a delincuentes se está ante un proceso de autodestrucción constitucional, porque esta amnistía supone el privilegio de una clase política que puede delinquir sin consecuencias penales, saltándose a la torera la ley aplicada por jueces y tribunales independientes.

Algunos intentan formatear España, su transición a la democracia, su unidad, su separación de poderes, sus raíces y valores como si fuera un ordenador. Es el gran peligro que encierra este momento histórico. Lo que algunos quieren vender como progresismo no es otra cosa que retroceso y degradación de la democracia, que es la única forma de legitimidad que conocemos actualmente. Sin ella la sociedad y cada individuo quedará desprotegido para privilegiar la impunidad de unos pocos.

Reaccionemos, porque los verdaderos retos no son hacer añicos el Estado constitucional como si se tratase de un material descartable, sino unirnos para hacer frente a los desafíos sociales, económicos, ecológicos, de salud y educación que afectan a la mayoría de nosotros y de nuestros hijos.