La Tostá

El Caudillo de Marinaleda

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
24 ago 2021 / 08:00 h - Actualizado: 24 ago 2021 / 13:15 h.
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Nadie debería estar más de ocho años en ningún cargo político y Juan Manuel Sánchez Gordillo lleva 42 de alcalde de Marinaleda, aunque es de Aguadulce. Llegué a admirar mucho a este hombre de izquierdas, sindicalista del campo, cuando yo andaba por el PTA (Partido de los Trabajadores de Andalucía), queriendo cambiar el mundo. No tenía idea de política entonces, pero admiraba a aquellos hombres, como Gordillo, Cañamero, Paco Casero o el cura Diamantino, que iban por los pueblos dando mítines y hablando de fascistas y libertad, lo mismo que ahora. Casi todas las semanas había mítines en Osuna, Lebrija, Morón de la Frontera o El Coronil, y los seguía siempre con la ilusión de que acabara la dictadura y llegara la democracia. A veces íbamos a coger algodón y el dinero era para el partido, para propaganda y las campañas electorales. El secretario general era Isidoro Moreno, ante quien siempre me quité el sombrero por su valentía, cultura y coherencia. Uno de mis ídolos era Diego Cañamero, a cuya familia conocía, sobre todo a su hermano Juan, que vivía en Palmete y era de los que daban la cara en el barrio de Padre Pío, mi barrio. A Gordillo lo vi siempre como un chiflado, como alguien con aspiraciones a lo que es hoy, una especie de caudillo de pueblo, cabecilla o líder anclado en el pasado y enfermo de poder. Lo veo hoy y me recuerda a un espantapájaros que había en Palomares del Río, en la Huerta de El Portugués. Ayer supimos que el Ayuntamiento de Marinaleda había despedido a una trabajadora, Conchi Gómez, porque quería sus vacaciones, aunque en el despido, que fue el 8 de julio de este mismo año, parece ser que hubo otros motivos. He escuchado hablar a la extrabajadora social y entre creerla a ella o al alcalde perpetuo, la creo a ella totalmente. El despido estuvo lleno de “irregularidades”, según el sindicato CGT, al que pertenece la denunciante, y ya veremos en qué queda todo. Por testimonios de algunos vecinos de la localidad sevillana sé que quien se enfrenta al alcalde comunista lleva todas las de perder, pero parece que Conchi tiene bien puestos los ovarios y que está dispuesta a luchar contra la injusticia de este pintoresco líder de la izquierda andaluza al que ya no le tengo ninguna admiración y como el respeto nace del aprecio personal, tampoco le tengo ningún respeto. Me alejé hace muchos años de la izquierda a la que este hombre representa y el tiempo me está dando la razón. Mucho tiene que cambiar la cosa para que vuelva a creer en tipos que confunden el servicio público con la terrible enfermedad del poder.