El clon de Lola Flores

Image
05 jun 2022 / 06:49 h - Actualizado: 05 jun 2022 / 06:49 h.
  • El clon de Lola Flores

Es tiempo de dobles. Que si la reina de Inglaterra, que si el hijo de Kennedy no falleció en el accidente de aquella avioneta frente al Atlántico. Que si el vástago secreto de Diana y Trump. Hoy mismo alguien nos descubre que el Papa Francisco tiene su propio clon.

En Andalucía, sobran. Hemos sido capaces de resucitar a Lola Flores mediante el deepfake y su acento habita entre nosotros, como la crema blanquecina amparadora del sol en las dunas de los aires difíciles de Cádiz que preceden la tez morena. La misma con la que Correos ha editado un sello de Almudena Grandes que busco y no encuentro. Quién diría que en Madrid no la quieren, nosotros que la quisimos tanto, como sus playas de republicanos exiliados. Ay la épica de la derrota. Qué sería de nosotros sin la literatura de los perdedores...

Quién diría que acabaríamos añorando la Andalucía de Lola Flores de 1.995, la cual dijera nada menos que el acento consiste en que se te vean las costuras y los dobladillos; algo que consuela mi camisa por fuera, desbordando el cinturón.

Escribo estas líneas mientras cientos de niños disputan un Torneo en la Bahía de Cadiz, en la desembocadura del Guadalquivir al fondo deslumbrante de salina, en las postrimerías del curso escolar que va feneciendo.

El mío, lleva la camiseta del ídolo de su padre, Angel Villar. El nunca lo vió jugar, pero donde quiera que voy me precio de haberlo conocido y qué mejor camiseta que la de él para vestirla. Por cierto, ¿a que espera Luis Rubiales para retirar la acusación contra él? ¿No son acaso los mismos sicarios, los mismos bastardos de Fiscal General, o los que acumulan fortunas en Argentina?

Pero no quiero desviarme, que quiero evocar a la Duquesa Roja, a Isabel Alvárez de Toledo, apoyando la huelga frente a los bodegueros. Aun hoy Lilliane paga por ello.

No hay nada que sobrecoja más que el auge de la derecha en Andalucía y la naturalidad con que hemos asumido la hipnosis sociológica y hasta el escarnio de lo rojo en forma de comparsa gaditana.

Aquí que hemos venerado como único techo las estrellas y como solo cuerpo este calor pringoso de derrota y soledad, empezamos a necesitar dobles de Trevijano o del califa cordobés, como aquel hombre provinciano que viera a Carancha recibir un día.

Así que volvamos a Jerez. A nuestra Lola. Y es que da igual que seas de La Conchinchina o de la Línea de la Concepción, manosea tus raíces, -desconfía de los sucedáneos- y siempre, siempre, tu acento, que de ahí solo pueden salir cosas buenas.