Opinión

Manuel Bohórquez

El concurso casi difunto de Mairena del Alcor

Manuel Mairena

Manuel Mairena / Manuel Bohórquez

No muchos aficionados saben que el Festival de Cante Jondo Antonio Mairena nació en 1962 como evento benéfico y que fue una mixtura de flamenco y canciones andaluzas. Aunque al cantaor local Antonio Mairena ya le habían dado la Llave de Oro en Córdoba, sin ser la figura de la época –estaban vivos la Niña de los Peines, Caracol y Marchena–, no existía aún el mairenismo y en ese pueblo no reinaba la pureza del cante. El mairenismo vino algo después, cuando Antonio Mairena se hizo cargo de la cita y comenzó a llamarse Festival de Cante Jondo Antonio Mairena. Los festivales, entonces no solían llevar el nombre de ningún artista sino el del pueblo: el Potaje Gitano de Utrera, el Gazpacho Andaluz de Morón o la Caracolá de Lebrija, entre otros. Que le dieran la Llave del Caante a Mairena le subió bastante el ego como artista y también como persona, y convirtió el festival de su pueblo en un homenaje anual a su persona, en una especie de romería veraniega a la que acudían devotos mairenistas desde todo el país. Un festival controlado totalmente por el cantaor gitano, que llegó a ser la primera referencia de las citas de la canícula.

El Concurso de Cante Jondo Antonio Mairena fue también el más influyente, después de los nacionales de Córdoba y La Unión. Quien ganara un premio en Mairena daba enseguida el salto a la profesionalidad, grababa su primer disco y empezaba a hacer festivales. Casi todos los grandes maestros del cante de los setenta y los ochenta ganaron algún premio en Mairena del Alcor, artistas como Miguel Vargas o Camarón de la Isla, por poner sólo dos ejemplos. Pero todo fue morirse Antonio Mairena (1983) y comenzar a venirse abajo tanto el festival como el concurso. Siguen ahí porque el Ayuntamiento es consciente de que son junto a su popular Feria, que es la más antigua de Andalucía, lo más famoso del pueblo. Pero ya no juegan el papel que jugaron hasta mediados de los ochenta. El concurso está casi difunto, sin nivel ninguno de calidad y unas bases obsoletas. Ya no da nada a los ganadores, sólo dinero, como ocurre en los demás certámenes, salvo el del Cante de las Minas, que sigue teniendo mucha importancia.

Los jóvenes del cante ya no son mairenistas, por lo general, sino morentistas o camaroneros, y el que canta bien no va a perder el tiempo a un concurso donde generalmente suele haber un jurado inexperto y el público exige que hay que colocar la voz como Antonio Mairena y sonar como él. He visto descalificar en este concurso a un participante por cantar una bulería de Manolo Caracol. El certamen está totalmente devaluado y nadie hace nada por cambiar las bases y convertirlo de verdad en un certamen que forme a los jóvenes y no que vayan con la lección aprendida para llevarse la pasta. Hace unos años les aporté la idea de un nuevo modelo de concurso y aún espero la contestación. Los de la Casa del Arte Flamenco Antonio Mairena, organizadora del certamen, no son capaces, no saben o no quieren cambiar nada del concurso. Y el festival lleva años a la deriva, sin control, sin una cabeza pensante, sin alguien que sepa hacer un cartel en condiciones. Hoy es la final del concurso y mañana será la gran noche, el festival. Con un cartel, por cierto, inexplicable.