El laberinto de Noelia

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18 oct 2020 / 04:25 h - Actualizado: 16 oct 2020 / 11:06 h.
  • El laberinto de Noelia

Siempre que veo a mis sobrinas aprendo algo y me divierto muchísimo. Hace unos días les llevamos un libro repleto de enormes laberintos a doble página que, con sólo mirarlos, te daba un poco de mareo. Lo único que se veía con claridad era la entrada al laberinto y el lugar donde se encontraba el tesoro (objetivo del juego), entre medias, había un sinfín de recovecos, caminos sin salida y trampas varias: desde lobos hasta caimanes pasando por murciélagos y fantasmas...

- ¡Vamos a por el tesoro! -dijo subiendo los brazos, entusiasta, mi sobrina Noelia, lápiz rojo en mano para marcar bien el camino-.

A sus 3 años, Noelia demuestra ser más lista que una pimienta y muy decidida, empezó a trazar el sendero rojo para encontrar el tesoro del laberinto...

- ¡Oh, oh! ¡ten cuidado que ahí está el lobo! - le dije a la chiquilla señalando con el dedo a la línea que trazaba, iba directa a una trampa donde se encontraba un gran lobo-.

Cual fue mi sorpresa que, en lugar de asustarse, Noelia me miró mientras hacía una gruesa línea roja por encima del lobo:

- ¡No pasa nada, María! ¡Pasamos rápido y llegamos al tesoro! ¿ves? -explicó cogiendo el libro entre sus manitas, enseñándome el enorme tachón que le había hecho al lobo y como así consiguió acortar considerablemente el camino hacia el tesoro-.

Me quedé durante unos segundos con los ojos bien abiertos mirando lo que había hecho Noelia... Había anulado el peligro de un plumazo, no se paró a pensar si se había saltado las normas, si lo que había hecho "valía o no", actúo por instinto, el instinto original de diversión y felicidad tan propio de los niños...

Unos segundos después, ya estaba pasando la página del libro de acertijos y preguntándome con una sonrisa:

- ¿Hacemos otro?

Asentí, y consiguió llegar con idéntica facilidad a la meta de todos los laberintos... Estoy segura que si el libro se lo hubiese dado a un adulto, el comportamiento hubiera sido muy distinto...

Y tú, ¿hubieras tachado al lobo?

Piénsalo... Si tuvieras delante el laberinto y de repente te percatas de que tu camino llevaba directo al lobo ¿qué hubieras hecho? la mayoría hubiéramos retrocedido y replanteado nuestra estrategia porque partimos de la base que toparnos con el lobo significa perder y probablemente hubiésemos vuelto a la casilla de salida, no se nos hubiese ocurrido hacer un buen tachón sobre el lobo y seguir nuestro camino porque solemos pensar que eso no vale, que es hacer trampa pero, en el mundo de Noelia (¡magnífico mundo!), la verdadera trampa es no saber ver más allá y parar el juego para seguir la norma...

Cuando el juego es la norma

Noelia es una auténtica maestra vital, ¿te imaginas que los adultos fuésemos capaces de hacer un enorme tachón sobre nuestros lobos para acortar considerablemente el trayecto hacia nuestros tesoros? eso sería muy inteligente en todos los sentidos (tanto intelectual como emocionalmente). Lo que ocurre es que en el juego de los adultos, cuando nos topamos con nuestros lobos -que adoptan diversas formas- entran en el tablero otras variables como los miedos o el cumplimiento de las normas. Noelia tiene mucha suerte, deberíamos aprender de ella, en su juego no existen ni miedos ni normas, para ella el juego es la norma y todo lo que no fomente ese buen rato, queda fuera del tablero...

Es maravillosa la capacidad que tienen los niños para pasar de página... Toma nota, atiende bien a tu juego y la próxima vez que la cosa se ponga seria, ¡acuérdate del laberinto de Noelia!