El nacimiento de la Virgen

08 sep 2018 / 19:20 h - Actualizado: 08 sep 2018 / 21:01 h.
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  • El nacimiento de la Virgen

Antonio Rodríguez Babío es el delegado diocesano de Patrimonio cultural

Nueve meses después del 8 de diciembre en que recordamos la Inmaculada Concepción de María, el 8 de septiembre la Iglesia celebra la fiesta de su Natividad. Por ello, presentamos hoy este bello cuadro que Murillo realiza en 1660 para la capilla de la Concepción Grande de la Catedral de Sevilla y que actualmente se expone en el Museo del Louvre tras su expolio por el mariscal Soult y del que se conserva el dibujo preparatorio en la Kunsthalle de Hamburgo.

Calificada como una de las obras maestras del pintor sevillano, la pintura nos muestra ocupando el centro de toda la composición a la Virgen recién nacida, la cual aparece en brazos de la comadrona y rodeada de varios personajes femeninos que se entremezclan con los ángeles que parecen haber bajado del cielo para admirar a la Niña y para echar una mano con su ropa, y que componen entre todos un grupo que forma una diagonal que hace dirigir la mirada hacia la cama con dosel donde Santa Ana parece recuperarse del parto, acompañada de San Joaquín, ambos en un discreto segundo plano que subraya la importancia de María frente a sus padres, en consonancia con las disposiciones de Trento. Para equilibrar la composición, en el lado opuesto se vislumbran dos mujeres ante la lumbre que podrían estar calentando agua. Como señala el profesor Valdivieso, de la figura de María emana un potente foco de luz que se va haciendo menos intensa a medida que se dirige hacia el fondo de la escena, lo que hace un efecto lumínico que ayuda a crear una perspectiva aérea que da profundidad espacial al cuadro, profundidad reforzada por algunos elementos como la puerta abierta del fondo o la silla en primer plano.

Estos recursos del uso de la luz son poco habituales en la pintura barroca española, no así en la escuela holandesa, especialmente en Rembrandt, cuya obra conocería con seguridad Murillo gracias a grabados y estampas. Otros estudiosos señalan también la influencia italiana de esta pintura o incluso de Velázquez, cuyas obras conoció Murillo en su visita a Madrid en 1658. Lo que parece claro, como señala Benito Navarrete, es que la composición desarrolla en formato horizontal el grabado de Cornelis Cort sobre composición de Zuccaro.

La pintura está llena de detalles que la engrandecen aún más como los cestos con las ropas de la Niña o el ángel que juega con el perrito.

Ante los ángeles que Murillo pinta en este cuadro recordamos los versos de Lope de Vega a la Natividad de María, que dicen: «Canten hoy pues nacéis vos / los ángeles, gran Señora / y ensáyense desde ahora / para cuando nazca Dios». ~