Pasa la vida

El rebrote del ex rey bribón

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
12 jul 2020 / 05:00 h - Actualizado: 12 jul 2020 / 05:00 h.
"Pasa la vida","Rey Juan Carlos"
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España suda la enmascarillada canícula de julio repasando sus memorias de África. Nostalgia de Suráfrica y hartazgo de Botsuana. Diez años después de festejar la primera Copa del Mundo de fútbol, cuando se confraternizó coloreados por una sola bandera. En la Salamanca de Del Bosque, en la Tarrasa de Xavi, en Los Palacios de Jesús Navas o en la albaceteña Fuentealbilla de Iniesta. Y recalentadas ocho años después, en serial por entregas con reparto diario de revelaciones, las fechorías de Juan Carlos de Borbón cuando traicionaba al país y a su familia para reinar solo en sus safaris de amantes y testaferros. Los de cacerías en serranías o selvas, y los de tejemanejes bancarios en paraísos fiscales. El pueblo soberano se está acostumbrando a un presente continuo de incertidumbres en el que hay más miedo a la pobreza que al coronavirus, y en el parte de urgencias e indignaciones suben enteros el deseo y la necesidad de un escarmiento ejemplarizante y patriótico a quien, por su Corinnavirus, olvidó que Rey rima con Ley en una democracia de verdad.

Juan Carlos I. De inviolable a apestado. De tabú a chivo expiatorio. De bisagra para desmontar la dictadura guerracivilista y alentar la mejor época moderna del país, a servir de munición pintiparada en manos de quienes tampoco son ejemplares y pretenden destronar a su hijo para consagrar un autoritarismo tan televisivo como reaccionario, silenciando que Felipe VI está siendo un Jefe de Estado ética y constitucionalmente impecable. Es indudable la importancia del escándalo. Los manejos de dinero negro que se están ventilando, tan negro como el tiránico petróleo saudí del que proceden los maletines, sucedieron entre 2008 y 2012, cuando era la máxima autoridad de un país que, para más indignación, se empobrecía a pasos agigantados por culpa del falaz modelo inmobiliario y financiero. Es muy probable que fiscalmente tengan la consideración de delitos prescritos. Pero institucionalmente es imprescindible que el Rey propicie medidas de las que no existen precedentes históricos para reparar con efectos retroactivos la inmoralidad e impunidad del primer monarca constitucionalizado. A la sazón su padre. Tiene que hacerlo por la vía de los hechos y de los dichos. El ex rey, degradado a demérito, aunque no se lo solicite un tribunal ha de realizar cuanto antes una muy considerable aportación a la Hacienda Pública, por importe de muchos millones de euros, para regularizar su deslealtad con la ciudadanía. Y Felipe VI, por mucho que le estén ninguneando desde el Gobierno (estrategia de Sánchez e Iglesias que no comparten varias vicepresidentas y ministras), ha de emitir un comunicado que siente cátedra sobre la legitimación de su función subordinada al principio de ejemplaridad.

Al cúmulo de emergencias que atender en la España del coronavirus se le añade el rebrote de quien tuvo que abdicar porque no podía usar la palabra dimitir. Las urnas están desempolvadas en Euskadi y Galicia este domingo 12 con el temor a la abstención y a los contagios por parte de presidentes autonómicos que no han sabido prever cómo garantizar el derecho al voto desde sus domicilios de quienes han dado positivo en los tests y están confinados. En Madrid se ultima el funeral de Estado para el jueves 16 por la catastrófica mortandad de la pandemia, y los prolegómenos están lastrados por las rencillas entre las cúpulas de los partidos políticos que nunca pierden la oportunidad de malmeter, sin percatarse del dolor que causan a los familiares de los fallecidos y a quienes fueron salvados en los hospitales durante semanas durísimas de lucha contra el virus y pésima desprotección de los sanitarios. La desastrosa gestión sanitaria encabezada por las descerebradas camarillas del postureo independentista mantiene en julio a Cataluña, igual que en marzo, abril, mayo y junio, como la comunidad que, de largo, padece más muertes y más contagios por la ‘covid’. Realidad minimizada en el panorama mediático español por las conveniencias para estar en la pomada gubernamental y tragarse el sapo de blanquear a las castas de Puigdemont y Junqueras. Ya se inventarán alguna memez para intentar llamar la atención en Bruselas, donde el viernes 17 y sábado 18, en el Consejo Europeo extraordinario, se va a librar la gran batalla diplomática para aspirar a la mayor cuantía posible de dinero mancomunado que países endeudadísimos como España ansían para mitigar el desplome económico. Y muchos gobiernos van a intentan explotar las debilidades políticas y presupuestarias de nuestro país. Como también lo procura el Gobierno de Marruecos.

El mayor conocimiento de la verdad sobre las andanzas de quien participaba en regatas de vela poniéndole de nombre ‘Bribón’ al barco que capitaneaba, agiganta la valía e importancia que tuvieron para encauzar y europeizar nuestro sistema democrático personajes como Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa del Rey desde 1977 a 1992. Perdió el norte Juan Carlos de Borbón cuando se desmarcó de muchas personas con sentido de Estado que tanto le ayudaron a tomar decisiones acertadas durante la Transición, y que tanto hicieron por el bien de España. Y que también le alertaban para no cometer excesos públicos o privados. Todos los documentos que se están filtrando de la ‘era Corinna’ dan idea no solo de una actitud muy reprobable sino también de lo mal que urdía la protección de su figura.