Francisco Moreno Galván fue un pintor y poeta de La Puebla de Cazalla, para mí el mejor letrista flamenco junto con Manuel Machado. Encontró en José Menese el mejor vehículo para sus letras, a pesar de no ser gitano, porque al morisco le gustaban sobre todo los cantaores calés. El pasado viernes, escuchando cantar en La Puebla a Pepito el Boleco, un chaval gitano de este pueblo sevillano que canta con una jondura negra increíble, pensé en cómo hubiera celebrado el poeta esta voz que cruje por soleá, tonás o seguiriyas. Gitano, morisco y con una precoz conciencia de lo genuino, de lo jondo. Estas voces de bronce viejo no nacen por casualidad, sino en una tierra abonada como esta, donde brotaron otras voces como las de Menese, Miguel Vargas, Diego Clavel y Manuel Gerena, además de la de tirabuzón melódico de la Niña de la Puebla. Pepito el Boleco tiene el don, el sonido, el eco gitano, y, además, el descaro y la frescura. Tendrían que haberlo visto midiéndose con todo un Diego el Cabrillero en Los Arquillos. Estas voces no salen del estudio, sino del fondo de la tierra.