Entre santos y reyes

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30 dic 2017 / 20:48 h - Actualizado: 30 dic 2017 / 20:48 h.
"La trastienda hispalense"

Se va el año 17 del siglo XXI por la Puerta del Carbón, como el rey Ataxaf, en 1248, después de entregar las llaves a San Fernando, el patrón de la ciudad, al que ahora quieren llevar a los tribunales por formar parte del escudo de Sevilla portando la espada real de victoria y de conquista... Un no sé qué por el que me bulle espontánea la sencilla reflexión de que habrá propuestas más acertadas que la de cambiar la simbología de nuestro escudo en el que Isidoro de Sevilla, antes de ser santo, fue el primer cristiano que recogió todos los conocimientos humanos en los veinte libros de sus Etimologías, una gran enciclopedia a la que se le tuvo tal aprecio que, después de La Biblia, no hubo libro alguno –hasta 1529– con más copias y reimpresiones. Otras obras como Libri duo differentiarum y De natura rerum, le dieron la consideración del último de los grandes filósofos antiguos y el último de los Grandes Padres de la Iglesia.

Se va el 17, contando la historia de tres hombres sabios, que dejaron sus palacios en distintos lugares de la tierra, para reunirse en Borsippa, una importante ciudad de la antigua Mesopotamia, desde donde caminaron en busca de la verdad, representando a todos los hombres buscadores de Dios, de todos los lugares del mundo y de todos los tiempos... Hombres caucásicos, asiáticos y africanos, de todas las razas y linajes, en los respectivos séquitos de Melchor, Gaspar y Baltasar, siguiendo a una estrella que los astrónomos babilonios vaticinaron como la luz que los llevaría hasta el pesebre donde María de los Reyes, patrona de la ciudad, alumbra cada Nochebuena al hijo de Dios, el mejor de los nacidos, al que mece en su regazo, entre San Isidoro y San Leandro, las Santas Justa y Rufina y el gran rey San Fernando.

Y así, cada año, estos tres soberanos de la bondad, emprenden un largo viaje, cruzando confines y banderas, tribus y castas, cetros y dinastías, para llegar a las plantas del Mesías prometido... Trincarro de fantasía, alfombrado con tres dones, tres gracias, tres presentes, tres símbolos: oro de reyes, incienso de dioses y mirra de misterios y pasiones... Derroche de magia y fascinación para los niños de la tierra. Niños de Sevilla, cartas de quimeras, sueños de caramelos, zapatos en las ventanas... Sevilla es el Belén de la adoración, Sevilla es la Giralda de la ilusión, Sevilla y los Reyes Magos, Sevilla y los Santos Reyes. Sevilla y su Cabalgata. ¡Feliz año nuevo!