Pasa la vida

Envidiable talante electoral alemán

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
27 sep 2021 / 06:49 h - Actualizado: 27 sep 2021 / 06:50 h.
"Pasa la vida"
  • Envidiable talante electoral alemán

Alemania empata y Europa gana. El 75% de los votos en las elecciones germanas son para partidos de gobernanza y con capacidad de pacto: socialdemócratas, conservadores, verdes y liberales. Con voluntad de alcanzar acuerdos tanto para los presupuestos nacionales como para las complejas negociaciones en las estrategias europeas de relanzamiento y modernización pospandémica. Menguan los radicalismos, la ultraderecha neonazi cae al quinto puesto. La marcha de Angela Merkel reactiva la alternancia clásica: los años de gran coalición entre el centro derecha y el centro izquierda van a dar paso, muy probablemente, a un gobierno tripartito liderado por el SPD, con Olaf Scholz como canciller (ahora es vicecanciller y ministro de Finanzas) tras lograr su partido ganar los comicios federales por vez primera en los últimos 20 años. Y con algunos ministerios sociales y económicos encabezados, respectivamente, por dirigentes de los partidos verde y liberal. La oposición será encabezada por la CDU posmerkeliana, lo que también contribuye a la estabilidad de la política alemana cuando sean necesarios grandes pactos ante crisis de alcance continental o global (cambio climático, conflictos como el de Afganistán,...), pues los ultras no podrán postularse parlamentariamente como la alternativa al 'establishment'.

Qué envidiables son los días de campaña y las noches electorales de Alemania. El recurso al tópico las etiquetaría de aburrimiento, cuando en realidad su aprecio por afrontar los temas verdaderamente importantes, y su voluntad de diálogo con los rivales, son la expresión de una cultura política mucho más madura e interesante que la española. El programa especial Berliner Runde, compartido por las cadenas públicas de televisión y al que acuden, tras el cierre de las urnas y la publicación de los primeros sondeos, los cabezas de lista de todos los partidos que pueden obtener diputados, es, desde hace décadas un ejemplo de debate constructivo y normalidad democrática. Juntos, cara a cara, sean ganadores o perdedores, hacen sus primeras valoraciones sobre el posible resultado en el escrutinio, y empiezan a fijar posición sobre las prioridades en los posibles pactos.

Por desgracia, en el ruedo español aún no es posible sistematizar una comparecencia semejante. La identidad de los partidos y el carisma de los líderes se configura criticando a los demás hasta el paroxismo, no demostrando lo que uno sabe construir. Lo importante en tierras germanas es llegar a consensos, pactar reformas e inversiones, establecer estrategias de largo plazo, unirse para ser lo más fuertes posibles a la hora de competir tecnológicamente ante las ofensivas de China, Estados Unidos y Rusia. Claro que los dos grandes partidos germanos, y los otros dos partidos bisagra, quieren la mayor parte posible del poder cuando negocian, y el toma y daca de las posibles coaliciones puede durar meses. Pero todo el país tiene claro cada cuatro años que sus votos permiten conformar un nuevo gobierno federal. Inimaginable que les hagan perder el tiempo y el ritmo de crecimiento con una repetición de los comicios arguyendo posturas irreconciliables.

La sociedad alemana, que tanto daño generó en la primera mitad del siglo XX, es, desde la reunificación de 1990 tras derribar el Muro de Berlín y hundirse el 'telón de acero' soviético, el gran basamento que aporta más estabilidad al desarrollo de Europa. Compárese su evolución y su actitud con las otras dos potencias europeas, Francia y Reino Unido. El país galo está atrancado en las fuertes resistencias internas a modernizar su muy difícilmente sostenible modelo de bienestar. Francia padece mayor deterioro de los partidos tradicionales, superior nivel de radicalización (el lepenismo ultra, por un lado; las revueltas anarcoides de los 'chalecos amarillos', por otro) y fenómenos sociales de involución como el absurdo auge de los antivacunas. Reino Unido se abonó al disparate de engañarse con la fatuidad del 'brexit', que es ir a contramano de la evolución del mundo. El caos en el abastecimiento de productos de primera necesidad, que está dejando vacíos muchos supermercados y ha obligado a cerrar ya algunas gasolineras, fueron consecuencias previstas en los estudios prospectivos realizados por funcionarios de la Administración británica bajo los mandatos de David Cameron y Theresa May. Informes ocultados durante mucho tiempo para que no menguara la exigua diferencia en los sondeos a favor de salirse de la Unión Europea. Los que presumían de orgullo 'british' ahora empiezan a entender que la falta de leche, pollo o agua mineral es culpa de su miopía.