Los políticos cobran su sueldo por hacer su trabajo. Eso es todo. Como el resto de los trabajadores de este país, cobran por realizar un trabajo determinado que, en el caso de los políticos, cosiste en representar a sus votantes, llegar a acuerdos con distintas fuerzas políticas y lograr beneficios para todos los españoles, incluidos los que no han votado. La democracia funciona así aunque los políticos españoles no parezcan saberlo.
Muchos dirán que eso es exactamente lo que ha hecho Pedro Sánchez desde que es presidente del Gobierno, que ha logrado una mayoría que le permite gobernar. Lo que pasa es que el beneficio no se busca para todos los españoles puesto que los socios de Gobierno y el pacto de legislatura se ha realizado con las minorías que buscan el beneficio de unos pocos despreciando el de casi todos. Aunque es legítimo lo que ha hecho Sánchez no es lo más recomendable. De hecho, ahora que la legislatura llega a su fin, el desastre ya se hace presente sin posibles disimulos, gracias a todo lo que ha ido sucediendo alrededor de la famosa ley del ‘solo sí es sí’ (Ley de Libertad Sexual).
Ayer, se votaba sobre la toma en consideración de la reforma presentada por el PSOE para la ley del ‘solo sí es sí’. Esa propuesta salió adelante gracias a que 231 representantes del pueblo español votaron a favor (PSOE, PP, Ciudadanos , PNV y PdeCat). Hubo 58 abstenciones entre las que se encontraban las de los diputados de Vox y en contra votaron los de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu. Por tanto, se demuestra que ante un problema de gran calado (una ley que está funcionando bastante mal y que está dejando efectos indeseados por todos excepto por las ministras de Unidas Podemos y por la bancada de esa formación política) se demuestra, digo, que las dos grandes formaciones políticas españolas, los dos partidos con vocación de Gobierno, deben estar juntos en lo esencial puestos que representan a un porcentaje altísimo de los votantes y deben aprender que el interés general está por encima de los de cada partido. Y eso es lo que debería pasar siempre; aquí no hay debate. Además, ya hay que decir las cosas con claridad, no existe tanta diferencia entre PP y PSOE. Ya se que esto escuece y que lo negarán hasta el final, pero no existen grandes diferencias.
Sea como sea, la toma en consideración de la reforma de la ley tiene bastantes limitaciones y será un proceso largo el que termine en reforma. Casi seguro que serán varios meses. Tras ser aprobada en el Congreso, la Mesa de la Cámara acordará su envío a la Comisión competente. Ahora toca presentar las enmiendas (nunca enmiendas de totalidad de devolución). La proposición seguirá el trámite previsto para los proyectos de ley, y durante un periodo indeterminado de tiempo podrá ser, finalmente, aprobada o no.
La coalición con las minorías ha obligado al Gobierno de Sánchez a pensar en unos pocos para poder seguir adelante. Eso ha provocado enormes fracturas sociales que serán difíciles de recuperar. La polarización es asfixiante. El PP se ha enrocado en posturas que han evitado acercamientos como este que se ha producido ahora. Y el caso es que a los políticos se les paga para que se sienten, hablen y lleguen al terreno de las soluciones de los problemas de todos. Y ya va siendo hora de que esto sea así. Es urgente.