España tiene los niveles de pobreza más altos de Europa, lo cual es una vergüenza, y, a pesar de esa renta mínima básica que se acaba de aprobar, es probable que empeore por culpa de la crisis sanitaria. Me preocupa que el Ministerio de Cultura haya dejado fuera a los artistas flamencos de esa reunión que habrá en Madrid para ver cómo se puede ayudar a la Cultura y a quienes viven de la música y la escena en nuestro país.
Menos mal que los profesionales del sector han decidido organizarse creando la Asociación Nacional de Artistas Flamencos, y de momento han logrado, sin estar legalmente constituida aún, porque esto no se hace entre días, poder estar en la reunión de Madrid. Resulta triste que el Gobierno no pensara en un sector de miles de familias, el flamenco, un arte que lleva siglo y medio representando a España en el mundo, y desde hace décadas, con una categoría a la altura de cualquier otra música, como la ópera.
Recuerdo que hasta hace poco tiempo aún había aficionados, e incluso artistas, que no consideraban al flamenco parte de la Cultura, sino “algo nuestro, del pueblo”. No entendían que si la Cultura es la huella del ser humano sobre la tierra, las huellas de los flamencos están ahí y son tan profundas que no se pueden cuestionar. Las de Silverio, la Cuenca, la Argentinita, el Mochuelo, Sabicas, Carmen Amaya, Manolo Caracol, Valderrama, Paco de Lucía, Morente, Camarón o Lebrijano. Llevaron el arte andaluz, el flamenco, a todos los rincones del planeta. Y con el flamenco, la Cultura andaluza.
El arte jondo no lo tuvo fácil cuando intentaba salir a la luz pública y tuvo que vencer la oposición de los antiflamenquistas, de los propios andaluces. Se sabe muy bien cómo trataba la prensa andaluza a Silverio y la presión que ejercía para el cierre de los cafés cantantes, donde se buscan la vida los ya profesionales de este arte, como eran la Parrala, el Maestro Pérez, la Carbonera, Paco el Barbero, Miguel Macaca, Chacón o Fosforito el de Cádiz. La mayoría murieron en la miseria.
A pesar de lo que hicieron en aquellos años y lo que han hecho figuras como Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Cristina Hoyos, María Pagés o Eva la Yerbabuena, en las últimas décadas, el Ministerio de Cultura, el Gobierno, se olvidó de este arte a la hora de planificar las ayudas para el sector de la Cultura. O sea, que si no reaccionan los artistas, viendo la que se les venía encima, el flamenco volvería al siglo XIX.
Esta crisis no solo va a afectar a esos flamencos que se buscan la vida como pueden en tablaos y fiestas privadas, sino también a las grandes figuras del cante, el baile y la guitarra, que, al menos este año, no podrán girar y si no pueden hacerlo tendrán que cerrar sus compañías.
Un arte que mete tanto dinero en las arcas del Estado cada año no puede ser ignorado de esta manera.