Pasa la vida

España pierde pie con la ola de apuestas 'deportivas'

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
24 nov 2019 / 10:24 h - Actualizado: 24 nov 2019 / 10:25 h.
"Pasa la vida"
  • España pierde pie con la ola de apuestas 'deportivas'

Los excesos nunca son inocuos. Ahora crece a marchas forzadas en España la contestación social a las consecuencias que ha deparado la potentísima ofensiva publicitaria y comercial de las multinacionales de las apuestas y el juego online para convertirse en hábito de la vida cotidiana de gran cantidad de adultos y, lo que es aún peor, de adolescentes. Cinco años después de emitir hasta la saciedad anuncios en los que famosos actores idealizan la fascinación por apostar, y cinco años después de copar los tiempos y espacios de los programas más populares que retransmiten o resumen los partidos de fútbol en cadenas privadas de radio o televisión, con los presentadores poniendo la credibilidad de su enfática voz a normalizar la integración de las apuestas en la vivencia futbolera, el balance es de vértigo: El negocio de las apuestas online en España se ha cuadruplicado en cinco años y alcanzó en 2018 la cifra de 17.000 millones de euros, a la vez que es el país europeo con mayor porcentaje de ludópatas menores de 20 años. Ya solo nos falta que los 'ultras' le hagan la ola en los graderíos a esta demoledora goleada en propia meta que se está endosando el conjunto de la sociedad española por falta de reflejos.

El ardid más pernicioso es el continuo reclamo de una cantidad de euros gratis que se dan de inmediato como bonos para iniciarse en ese tipo de apuestas, a cambio de registrarse y pasar a engrosar el censo de clientes que reciben infinidad de avisos con ofertas para jugar. Y aunque legalmente está prohibido que puedan participar menores de 18 años, los estudios de las entidades sociales más rigurosas de España coinciden en señalar que miles de familias sufren la actividad furtiva que llevan a cabo sus propios hijos para apostar, burlando las poco efectivas barreras que se topan en las plataformas digitales.

Lo ha explicado muy bien Fernando Gonçalves, responsable del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia: “No hace tanto tiempo era impensable que un joven de 14 o 15 años jugara con su economía y la de los suyos a juegos como el póker, inaccesible para ellos en los establecimientos dedicados al juego de entonces. Hoy puede hacerlo desde la cama de su dormitorio, sin filtro alguno, a través de su smartphone, incitado a ello por nuevas técnicas como que al apuntarse sin más al juego reciba una cantidad de dinero regalada para poder apostar. Emula así a la actividad de los pequeños 'camellos' de drogas en el menudeo, que regalan porros a los adolescentes hasta que los enganchan a las drogas, momento en que saben que su negocio está asegurado. Con ello se consigue establecer en los jóvenes una adicción y una dependencia sin sustancia, hábilmente potenciada”.

Las multinacionales de las apuestas han tenido en España expedito el reglamentario terreno de juego para posicionarse como Pedro por su casa, llevar la iniciativa y marcar a placer gracias a una fuerte implantación con creciente número de locales abiertos en barrios y sobre todo con la omnipresencia mediática. Ha sonado la alarma, más vale tarde que nunca, y se acumulan los pronunciamientos de asociaciones de vecinos, sociedades médicas, entidades de rehabilitación de adicciones, autoridades municipales o autonómicas, para aplicarle un achique de espacios. Prohibirlo no es posible, pero sí resulta lícito establecer limitaciones. Pues si en determinadas calles se puede impedir legalmente la apertura de más bares y cafés por estar consideradas zonas saturadas de ruido, también se puede fijar en qué áreas urbanas no pueden ubicarse los salones de juego. Pero tanto los partidos políticos como la sociedad civil han de entender que la madre de todos los problemas no está en las esquinas sino en los bolsillos.

La mejor defensa es un buen ataque. Y no solo consiste, como se lleva a cabo para prevenir los accidentes de tráfico, en una estrategia sólida y persistente con campañas publicitarias y pedagógicas en todos los ámbitos (centros educativos, medios de comunicación, redes sociales, entidades vecinales...). Es imprescindible erradicar en España uno de los vicios nacionales, que ha lastrado históricamente el potencial de generación de riqueza y bienestar: la extendida mentalidad que atribuye a la suerte, y todos sus derivados (azar, fortuna, casualidad...) poder tener la vida resuelta. También operan las casas de apuestas en los países europeos más prósperos. Pero en ellos es mucho mayor el porcentaje de ciudadanos que, cuando forjan su personalidad en la adolescencia y en la cuenta atrás hacia cumplir la mayoría de edad con 18 años, están convencidos de que su futuro depende sobre todo de sus decisiones y del camino que emprendan, no de un pelotazo. Ese criterio es la mejor vacuna para pasar olímpicamente de las apuestas.