Esperanza dame la mano

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30 ene 2021 / 04:47 h - Actualizado: 28 ene 2021 / 16:49 h.
  • Esperanza dame la mano

Aproximadamente desde 1503 estaba en Sevilla la Real Casa de la Contratación de Indias, institución creada para el fomento y regulación del comercio y navegación con los territorios españoles de Indias. Los agustinos recoletos que pasaban por Sevilla rumbo a las misiones fundamentalmente de Filipinas, deseaban que la congregación abriese un convento en la ciudad hispalense, que sirviese como casa de acogida de quienes permanecían en espera de embarcarse, y de otros misioneros que regresaban.

El Arenal, contiguo al río, y puente de Triana estaba necesitado de este tipo de instituciones por asistir de ordinario, por el comercio del río, de mucha gente vagabunda y denominada de mal vivir ,donde de ordinario se producían sucesos y no pocas muertes violentas típicas de ciudades portuarias.

El convento primero tuvo la advocación conventual de Santa Mónica y posteriormente Nuestra Señora del Pópulo.

Corría el año 1626 cuando en Sevilla aconteció un hecho significativo propio de la época, y que provocará el cambio de titularidad del recién fundado convento de agustinos recoletos en el Arenal. En dicho año, conocido en Sevilla como “el año del diluvio”,(y ya tantas veces repetidas en Sevilla inundaciones) la crecida masiva del río Guadalquivir resultó devastadora por las continuas lluvias a lo largo de los meses de enero y febrero. En febrero de 1626 afectó la inundación de tal manera a la ciudad hispalense y sus alrededores, que al subir el nivel del agua tan alto se descolgó un cuadro de la Virgen con el Niño con la advocación de Nuestra Señora del Pópulo, y junto a ella la lámpara que lo iluminaba, colocados ambos en el portal o zaguán de la casa de Antonio Pérez, natural de Barcelona, y la hispalense Antonia de Villafañe, matrimonio devoto .

La lámpara encendida, “sin alimento de aceite”, estuvo alumbrando a la Virgen, sin verse afectada por el ímpetu del temporal y “la furia de las olas”. De inmediato este prodigioso suceso fue conocido por los sevillanos, despertando en ellos una piedad emotiva hacia la Virgen. Los propietarios de la milagrosa imagen, deseosos de que recibiera “mayor y más común culto”, prometieron donarla a un convento, de modo que echándolo a suertes entre otros conventos, el azar indicó su destino el recién fundado convento de agustinos descalzos o recoletos, siendo conocido desde entonces por convento de Nuestra Señora del Pópulo o convento del Pópulo.

La construcción del convento e iglesia se prolongó durante varios años por los escasos medios económicos. Finalizó en mayo de 1666 con fiestas religiosas al efecto.

Los recoletos en Andalucía tenían al Pópulo por el convento más importante . Solían tener unos 65 religiosos que fueron disminuyendo. Diecisiete de ellos fallecieron con la fiebre amarilla de 1800.(Esta pandemia no es la primera ).

La capilla del lado del Evangelio, tenía gran reja, y era el comulgatorio; y en la nave había varios altares, y el de más mérito en escultura era el del Santo Cristo la Salud, de Juan Martínez Montañés, ahora en la parroquia de San Esteban. Otras imágenes de hermandades estuvieron allí como tales como: el Santo Sepulcro y Santo Sudario, el Cristo de la Salud o de los Gitanos, y la hermandad de San José y San Simón apóstol.

Las imágenes primitivas de la Hermandad, Jesús con la cruz a cuestas camino del Calvario, y la Virgen Dolorosa, atribuidas al escultor sevillano José Montes de Oca , fueron destruidas en la memoria histórica de 1936.

La cerámica gozaba en el convento una de las mejores representaciones pictórica en la fachada de la iglesia del Pópulo, articulada como un retablo, de dos cuerpos de altura, con paneles cerámicos policromados, y articulados por columnas que deslindan sus cinco calles con ventanas en las de los extremos, según el grabado del artista Pedro Tortolero (1738).Los ochos paneles cerámicos, formados cada uno de ellos por múltiples azulejos de 13 cms. de lado, pintados por autor anónimo en la segunda mitad del siglo XVII, con anterioridad a su inauguración (1666), representan a los grandes santos vinculados con la Orden de San Agustín. Los colores que predominan son el azul y el amarillo-anaranjado, sobre fondo blanco. En la zona central, sobre el medio punto de la puerta principal, estaba el retablo cerámico con Nuestra Señora del Pópulo (ahora en el patio de entrada al Museo de Bellas Artes)de Sevilla. En él se representa a la Virgen de medio cuerpo con el Niño en brazos, ambos con su respectiva corona. En el cuerpo superior de la calle central, bajo una ventana que iluminaba la nave central de la iglesia, se encontraba San Agustín arrodillado.

En la calle de la izquierda, de abajo hacia arriba, estaba el panel cerámico del papa San Gelasio, Santa Clara de Montefalco y San Nicolás de Tolentino. A su vez, en la calle derecha se encontraban situados, de abajo arriba, Santo Tomás de Villanueva, Santa Mónica y San Juan de Sahagún. Todo de una enorme calidad técnica.

El anónimo autor, pudo ser, sin duda, un pintor más que un maestro de azulejería. Esta espectacular fachada fue demolida posteriormente.

Los franceses llegaron a Sevilla el 31 de enero de 1810. Al día siguiente se comprometieron, por las capitulaciones de Torreblanca, a respetar los conventos. Esto no fue así, pronto dio comienzo la ocupación y pasó a ser el Cuartel de la Milicia nacional de artillería. Después almacén de provisiones e incluso matadero de reses para alimentar al ejército francés.

En febrero de 1816 se abrió en el convento la escuela gratuita de primera enseñanza sin recursos .En 1837 cuando se abrió por última vez la Cárcel Real de Sevilla, situada en la actual calle Sierpes. De allí, que se encontraba en muy mal estado, salieron unos quinientos presos con dirección a la nueva prisión de Sevilla, la cárcel del Pópulo, inaugurada ese mismo año. Este centro penitenciario era el ex convento de Nuestra Señora del Pópulo.

La Esperanza de Triana tenía la costumbre de detener sus pasos cuando llegaban a la prisión del Pópulo para ayuda de los encarcelados. Estas emotivas escenas están recogidas

en el retablo cerámico de la fotografía y en la tradición sevillana. En efecto, por la calle del Pópulo, desde 1918 denominada calle de Pastor y Landero, se escuchaban saetas, una de ellas con la letra “Soleá, dame la mano / a la reja de la cárcel / que tengo muchos hermanos / huérfanos de padre y madre”, inmortalizada en la marcha procesional de los hermanos Manuel Font de Anta (1889-1936) y José Font de Anta (1898-1988) —Soleá, dame la mano— y en el texto literario del poeta sevillano Juan Sierra (1901-1989), que reza así:

“ La cofradía de San Jacinto, la Esperanza de Triana, camina de vuelta hacia su templo. El gentío bullanguero que la acompaña, se ha condensado de pronto emocionadamente y guarda un silencio profundo. Es que ahora llega el paso de la Virgen ante la roja cárcel del Pópulo. Todas las miradas se dirigen hacia las rejas del viejo edificio. Hay un momento de expectación ruda, apremiante. Entre los desconchados de aquella pena honda, sombría, ha salido una voz. Es un preso que canta... Se ha parado la Virgen. La Virgen como una flor de lágrima y oro. La Virgen con su cera gastada, con sus ojos humildes trabajados por infinito Dolor. La saeta gira tibia, pero firme, en la plata diluida del aire mañanero, mientras un rayo de sol pone su lumbre amarilla en la garita militar del muro. La gente es sólo una masa agrupada en torno al frío de la emoción compasiva. Otro preso canta. La Virgen permanece quieta, escuchando ante aquellas rejas, turbias, grises, contritas. Nuestras vidas tiemblan desencajas por un ansia de amor y de ternura...”.

Para saber más:

1.-Dios en las afueras de la ciudad: El convento Santa María del Pópulo, de Sevilla

(1624-1835).-Rafael Lazcano

2.-Cerámica .Don Alfonso Pleguezuelo Hernández. Museo de Bellas Artes de Sevilla .Editorial Gever tomo I