La vida del revés

Euromillones, egoísmo e idiotez

Image
11 oct 2019 / 06:53 h - Actualizado: 11 oct 2019 / 08:51 h.
"Opinión","Lotería de Navidad","La vida del revés"
  • Euromillones, egoísmo e idiotez

No conozco a nadie que no haya soñado con ganar un premio inmenso como son los de Euromillones (el bote de 190.000.000 de euros es una extravagancia como otra cualquiera) o el Gordo de Navidad de la Lotería Nacional (mucho más modesto aunque mucho más emocionante al ser muchos los agraciados). Tampoco conozco a nadie que no haya fantaseado con qué demonios haría con el dinero. Tantos millones dan para mucho repartir, invertir, malgastar, ahorrar o donar. No hay que olvidar que la mente humana es capaz de construir universos disparatados si encuentra una mínima excusa.

Creo yo que repartir, lo que se dice repartir, no estaría en mis planes si tuviera la fortuna de cara. Tampoco lo está el primer día de mes al recibir la nómina. El ser humano es, de forma natural, egoísta y tirando a rácano. De hecho, en el mundo hay ricos por esa razón y no por otra. La codicia es una característica con muy mal cartel aunque muy extendida incluso entre los que critican al que quiere acumular sin ton ni son de forma descarada.

Donar, ahorrar, invertir... Definitivamente, soy más de malgastar. Sería absurdo pensar que con decenas de millones de euros en los bolsillos no me diera por derrochar sin tino algo de esa pasta. Como todo el mundo sabe, la idiotez también es una característica muy extendida entre los seres humanos. Y yo soy paradigmático en este caso.

No conozco a nadie que no haya soñado con una cuenta bancaria reluciente y repleta hasta los topes. Y tampoco a nadie que haya ingresado casi 200.000.000 de euros de una tacada. Creo que eso del dinero llegando a raudales forma parte del mundo imaginario en el que estamos instalados desde hace décadas. Imaginamos, imaginamos e imaginamos porque, en realidad, lo que tenemos a nuestro alcance es sobrevivir lo mejor que buenamente podamos.

Dicho esto, no dejen de intentarlo. Lo de ganar un premio, digo. Ni dejen de imaginar cosas bonitas.