Europa en peligro

03 sep 2018 / 18:39 h - Actualizado: 03 sep 2018 / 20:41 h.
"Hispalíneas"

En muchos de los países de Europa existe un himno o un poema que dice que la patria estaba en peligro y llamaba a acudir a salvar su independencia y los principios fundacionales. Eso es lo que dicen los versos de la letra de La Marsellesa, el himno italiano...

Nacieron hace siglos con el concepto moderno de nación, formada con las ideas de libertad, solidaridad e igualdad, encaminadas a abrir un futuro que llegó... y pasó. Luego, por encima del concepto nacional, se colocaron los de pertenencia a colectivos supranacionales, en primer lugar el de una clase trabajadora que debería sustituir, por las buenas o por las malas, a la clase capitalista, aunque también estaban ahí las feministas, los fisiócratas... Al final y aunque parecía que el viejo esquema estaba superado, la nación volvió a emerger y acarreó dos guerras mundiales.

En Europa, el más sangriento escenario de las dos contiendas, hubo quien tomó buena nota y, a partir de aquellos principios democráticos de la Ilustración, comenzó a construir un nuevo espacio, el europeo. Es el que ahora corre peligro ante nuevos ataques de los herederos de la tiranía –Rusia–, de los que buscan su propia supremacía –los indepes de Cataluña, los del brexit británico y algunos más–, de los partidarios de volver al feudalismo –los gobiernos de Hungría, Polonia, Chequia, Austria, ¡Italia!, vivir para ver con el M5S en él...–. Europa, además, tiene otro enemigo, el mismo que ayudó al triunfo del brexit: los demócratas, en el sentido ilustrado de la palabra, que aun no hemos sido capaces de inventarnos un nuevo himno.

En muchos de los países de Europa existe un himno o un poema que dice que la patria estaba en peligro y llamaba a acudir a salvar su independencia y los principios fundacionales. Eso es lo que dicen los versos de la letra de La Marsellesa, el himno italiano...

Nacieron hace siglos con el concepto moderno de nación, formada con las ideas de libertad, solidaridad e igualdad, encaminadas a abrir un futuro que llegó... y pasó. Luego, por encima del concepto nacional, se colocaron los de pertenencia a colectivos supranacionales, en primer lugar el de una clase trabajadora que debería sustituir, por las buenas o por las malas, a la clase capitalista, aunque también estaban ahí las feministas, los fisiócratas... Al final y aunque parecía que el viejo esquema estaba superado, la nación volvió a emerger y acarreó dos guerras mundiales.

En Europa, el más sangriento escenario de las dos contiendas, hubo quien tomó buena nota y, a partir de aquellos principios democráticos de la Ilustración, comenzó a construir un nuevo espacio, el europeo. Es el que ahora corre peligro ante nuevos ataques de los herederos de la tiranía –Rusia–, de los que buscan su propia supremacía –los indepes de Cataluña, los del brexit briánico y algunos más–, de los partidarios de volver asl feudalismo –los gobiernos de Hungría, Polonia, Chequia, Austria, ¡Italia!, vivir para ver con el M5S en él...–. Europa, además, tiene otro enemigo, el mismo que ayudó al triunfo del brexit: los demócratas, en el sentido ilustrado de la palabra, que aun no hemos sido capaces de inventarnos un nuevo himno.