La vida del revés

Hombre facha; hombre progre; o las trincheras que nos han construido los políticos

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25 nov 2020 / 10:42 h - Actualizado: 25 nov 2020 / 12:27 h.
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  • Una fotografía del rodaje de ‘Armas al hombro’ una sátira sobre la guerra interpretada por Chaplin.
    Una fotografía del rodaje de ‘Armas al hombro’ una sátira sobre la guerra interpretada por Chaplin.

Vengo observando que, para un sector amplio de la sociedad, si uno no piensa como ellos es un fascista. O estas con ellos o estás contra ellos. O defiendes las mismas ideas o eres un facha manipulador que no sabe hacer la o con un canuto. Si no te molesta el ejército eres un facha. Si no tienes problema alguno con que la Iglesia católica diga o haga para los suyos lo que le parece bien eres un facha. Si lees un periódico u otro eres un facha.

En realidad, lo que yo creo es que si uno defiende el pensamiento único y uniformado es más tonto que pichote y muy facha. Pienso que se puede vivir sin estar colocado enfrente de otros; creo que se puede estar entre otros sin que nadie tenga que ceder en lo que cree fundamental para poder ser aceptado. Creo que cualquiera puede defender las ideas que le parecen justas y no por ello ha de ser insultado y tachado de ignorante. Que el ejército está demostrando ser un aliado maravilloso de la sociedad española y que la Iglesia católica lanza mensajes que les va bien a los cristianos católicos y no hay nada más que decir. Pienso que lo que es de facha es leer un solo periódico que dice eso que quieres escuchar porque la pluralidad se encuentra leyendo y escuchando el mayor número de medios posible.

Estoy muy aburrido de encontrarme a la gente en las trincheras. Porque si no me encuentro a los que me tachan de facha, me encuentro con los que me señalan para decirme que soy un progre. Por supuesto, en el sentido más peyorativo de la palabra. Estos me dicen que si no pienso como ellos soy un progre, que estoy con ellos o contra ellos, que si no defiendo sus ideas soy un progre y un guarro (siempre terminan llamando guarro al que no es como ellos), que me debería dar vergüenza ser hijo de militar y no utilizar mis columnas para denunciar lo que quieren hacer los progres con las Fuerzas Armadas (no sé exactamente a qué se refieren, pero lo dicen siempre), que alguien como yo debería estar cercano a la Iglesia y no cuestionando lo que hace o deje de hacer y que mis ideas sobre el aborto me van a llevar de cabeza al infierno. Y que solo leo y escribo cosas de progres. Y guarros. Todo se parece a lo que me dicen los de las trincheras del otro lado. No lo saben las criaturas, pero es así.

Me aburre, me desespera, me cabrea y me deprime. No quiero tener que estar en un frente o en el otro; no quiero pensar como unos o como los otros; quiero sentir la libertad de defender mis propias ideas; quiero pensar seriamente sobre lo que es la religión, lo que es Dios y lo que significa el ateísmo; quiero vivir sin tantas cadenas amenazando lo que soy.

Hay que salir de las trincheras en las que nos han metido los políticos españoles. Porque son sus trincheras y esta guerra absurda que estamos teniendo es estéril e injustificable. Salgamos de las trincheras y hablemos sin rencores. De otro modo estamos condenamos a no ser felices, a ser fachas o progres. Y eso no mola nada.