Ojana in Excelsis

Ir al Mercadona y encontrarte a los militares

Los miembros de la UME, autobuses vacíos y Policía Local y Nacional patrullando son ya parte del paisaje cotidiano de la ciudad

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Juanmi Vega @Juanmivegar
17 mar 2020 / 04:59 h - Actualizado: 17 mar 2020 / 04:59 h.
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Miedo y desazón. Esas serían las palabras que describen las caras de los transeúntes que tienen que salir por fuerza mayor de sus casas.

Miedo a lo desconocido y a una amenaza invisible que está por todos lados. Guantes, mascarillas, capuchas, gorros, bufandas y pañuelos. Todo vale para evitar inhalar al bicho.

Desazón porque nos han cambiado todos nuestros hábitos. Ya no hay que esperar largas colas para poder pagar la compra. Ahora hay que esperar largas colas para poder entrar en el supermercado. Igual que de pequeño, cuando te ponían en fila india y tenías que poner el brazo en el hombro del compañero que se encontraba delante para guardar la distancia. En esta ocasión no hay roce, sólo líneas en el suelo.

También hay discusiones. Polémicas por esas personas que no se separan lo suficiente porque no son conscientes de la amenaza real que estamos sufriendo.

Y no faltan las personas que siguen con sus negocios abiertos porque tienen que pagar sus facturas y nadie les va a ayudar a llegar a fin de mes o cuando tengan que despedir a los trabajadores porque no lleguen los ingresos.

Coches de Policía Nacional y Local, autobuses vacíos, camiones de la UME dando vueltas y soltando a militares para que patrullen las calles. Silencio. Lo más llamativo de esta situación es el silencio.

El miedo llama al silencio y éste trae vacío.

Nadie se para a conversar con el vecino. Tampoco hay gente con el móvil en la mano mandando notas de audio.

La tristeza se ha apoderado de una ciudad a la que le están robando su época dorada del año y nadie se la va a devolver.

Las estadísticas siguen aumentando y los nombres de personas populares contagiadas se suman a los anónimos. Que nadie esté a salvo alimenta este estado.

Quedan semanas para que nos podamos abrazar, pero cuando lo hagamos, ese abrazo será el más grande y sentido que jamás nos hayamos dado. Ánimo.