La Tostá

La corrupción también se muda

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
17 feb 2021 / 07:48 h - Actualizado: 17 feb 2021 / 07:50 h.
"La Tostá"
  • La corrupción también se muda

TAGS:

Aunque el Partido Popular se vaya de Génova 13, la corrupción de esa formación irá con ellos donde quiera que vayan. Pueden cambiar de domicilio, de nombre y hasta de calcetines, pero la corrupción seguirá estando ahí como una mancha difícil de quitar. El problema de este gran país es la corrupción política, que, como estamos viendo, no tiene ideología: lo mismo mangan la izquierda, que la derecha o el centro. España es un país de gobernantes corruptos y es muy difícil borrar eso de la historia. Es verdad que Pablo Casado no tiene por qué cargar con una mochila que otros llenaron de mierda, pero se siente orgulloso de ser de ese partido y, por tanto, tendrá que aguantar la peste o ponerse los dedos en la nariz. Esto vale también para el Partido Socialista Obrero Español, que aunque ahora vayan de decentes, ahí está su currículo. Nuestro país prometía bastante cuando murió Franco y llegó la ansiada democracia, tan cuestionada hoy -tiene gracia- por un sujeto tan poco amigo de la libertad como Pablo Iglesias Turrión. Vaya quien habla de “anomalías democráticas”. Claro que en España las hay, y ahora que está en el Gobierno debería trabajar desde dentro para intentar, al menos, que nuestra democracia sea de mejor calidad cada día. No hablando de presos políticos que no existen o de raperos a los que cortan la libertad de expresión, que no es verdad y lo sabe perfectamente. Si alguien de derechas quiere ejercer la libertad de expresión es un fascista. Si lo hace un rapero, es un derecho innegociable. Por eso la izquierda radical animó ayer desde las redes sociales a tomar las calles para protestar por la entrada en prisión de Pablo Hasel, un mediocre que se cree un héroe del pueblo y que piensa que su condición de rapero le da carta blanca para hacer todo eso por lo que un juez lo ha condenado a prisión. No, mudarse no es hacer borrón y cuenta nueva, señor Casado, porque la corrupción también se muda de domicilio. Las siglas de su partido serán siempre sinónimo de corrupción, como las del Partido Socialista, donde parece que no han roto nunca un plato. Pidan perdón y devuelvan lo mangado.