La gente vota por lo que pasa en Madrid

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21 jun 2022 / 06:00 h - Actualizado: 20 jun 2022 / 23:26 h.
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Ahora voy a opinar yo sobre las elecciones, porque como todo el mundo da su visión de por qué se han obtenido estos resultados y las teorías son de toda índole y condición y seguro que no hay ninguna que sea la correcta (aunque algún demoscópico dirá que él sí sabe la verdad de lo ocurrido), ahora voy a dejar por escrito la mía que, espero, sea una que no han escuchado entre tantos contertulios disparando a lo loco para ver si aciertan con lo que piensan ustedes. Y no me parece mal que haya muchas opiniones diversas: así se construye un pensamiento dialéctico: usted oye diversas opiniones y con el tiempo va decantando (qué bonito verbo «decantar» y qué bello en su metáforica propuesta) de entre todo lo oído (fíjense que ni digo «escuchado») y va construyendo su propia versión. Un buen método éste, el dialógico.

Mi argumento primero se basa en que los andaluces no votan por un proceso de análisis político profundo sino por lo que pasa en Madrid (me refiero a Madrid como centro del poder, no a la Comunidad de ese nombre). Nadie sabe qué es el PSOE de Andalucía o el PP de Andalucía: la gente ve la tele (nacional), oye las noticias, le llegan informaciones al móvil, etc., pero todo a nivel nacional. Si Pedro Sánchez es toreado por Marruecos y mete la pata con Argelia y la gente piensa que le han tomado el pelo y que eso nos va a pasar una factura importante, pues en unas elecciones andaluzas pierde votos el PSOE. Si el siempre cariacontecido Pablo Casado abandona la dirección del PP y llega Núñez Feijóo, que a simple vista y por su gestión parece un tipo serio, gana votos el PP de Andalucía. Pero nada que ver con la gestión en Andalucía. ¿O no recuerdan que hemos pasado en esta legislatura una pandemia de dos años donde todo venía dictado desde Madrid y las comunidades apenas han podido hacer otra cosa que «gestionarla» (excepto Ayuso, que sí se individualizó)?

La clave de estos resultados, todos lo sabemos, han sido los 21 escaños perdidos de Ciudadanos. Pero ¿por qué se han perdido? Atentos a mi siguiente salto mortal con tirabuzón: Alehop: porque el líder carismático Albert Rivera ya no está. Recuerden que las anteriores elecciones andaluzas fueron el 2 de diciembre de 2018 cuando Ciudadanos sacó 21 escaños en Andalucía; y Albert Rivera dimitió tras las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019. ¿Alguien cree que hubo un solo andaluz que votara en Andalucía a Juan Marín en 2018? La gente vota a simple vista, y lo que se veía es que Ciudadanos era el partido de Rivera y Arrimadas. Confiaban en ellos. Lo gracioso es que el ego de Juan Marín debía de pensar que los votos eran por él. En el Partido (yo estaba dentro) le hicieron llegar una y otra vez que su carisma era igual a cero, y a quien opinaron eso los echó (o nos fuimos). (Las risas que se tienen que estar echando esos cientos de exafiliados). Sólo se le ha llegado a conocer esta última semana por las torrijas y poco más. Adiós Juan, has vivido un sueño que no te merecías (aunque has currado, lo sé: cuanto más mediocre más trabajo. Vale).

En definitiva: Los socialistas de siempre han votado al PSOE como siempre y los conservadores de siempre han votado al PP como siempre. A los que votan así les llamo «abanderados»: cogieron una bandera hace muuuuchos años y siguen aferrados a ella. Les da seguridad y ya no tienen que pensar (como los que responden de manera automática: «cervecita» cuando les preguntan qué van a beber -aunque haga 4 grados- y no les apetezca mucho: menos le apetece pensar).

Pero esos 21 escaños pareciera que son de gente que piensa, que está dispuesta a mover su voto según las circunstancias: y las circunstancias son siempre que se vota por lo que pasa en Madrid, y en Madrid desapareció Albert Rivera, y llegó Feijóo y Pedro Sánchez parece un tonto vapuleado por las circunstancias y por sus compañeros de gobierno.

¿Y la izquierda a la izquierda del PSOE? Pues ha pasado lo mismo: no está Pablo Iglesias. Ya me imagino a los que se consideran de Izquierda mirando las candidaturas con detalle para enterarse de quién es quién. Se habrán dicho: «Yo era de Izquierda Unida, que luego fue Podemos... ¿Dónde está ahora Podemos? Ah, mira, en “Por Andalucía”. (Que “Izquierda Unida” sea un partidillo dentro de una coalición es un oxímoron: es Izquierda Separada, dentro de una separación de las Izquierdas...). Porque nadie creerá que se ha votado a Inmaculada Nieto, ¿no? Nadie conocía a esta mujer hace dos días (y no lo hizo mal en la tele, pero no tiene los votos por eso). Es evidente que han votado a su bandera «Yo soy de izquierdas mucho de izquierdas». «¿Pero no es Teresa Rodríguez la que representa a Podemos?», se habrán preguntado otros. Demasiado que hayan sacado sus escaños. (Teresa: movilizar a tanta gente de tu partido para que dos os llevéis el sueldo a casa: eso sí que es caciquismo...).

A mí, por otra parte, me hace gracia que Juanma Moreno ahora se vaya a creer que los votos son por él («Un bolígrafo no es una vaca», que dijo en el debate. ¡Qué nivel, ¿no?!). Reconozco el mérito de que no haya perdido los votos (y que se pusiera chaqueta y corbata para los debates: ¡nos representa!, hay que hacerlo con dignidad, claro), pero los votos los ha perdido Ciudadanos (porque no está Rivera en Madrid) y los ha ganado la apuesta del PP por un tipo serio como Feijóo. La gente se ha cansado de inventitos de partiditos: ¡gente seria, hombre, que gestionar es muy complicado! (Si mañana hubiera elecciones nacionales, Feijóo arrasaría; así de asustados nos tiene el gobierno enfrentado de PSOE-Podemos -todavía estamos flipando con que una ministra defienda a una sustractora de menores condenada que los mantenía en estado de salvajismo-). (Lo que pasa en Madrid afecta al voto en la periferia, hasta en los ayuntamientos).

Espadas, por supuesto que es un hombre honesto y buen gestor, y ha pagado los pecados del Gobierno. Que no se desanime ni él ni su equipo, pero que ayuden a poner cordura en el Gobierno.

Todos sus partidos tienen que gritarles a sus jefes de Madrid: «¡Lo que hacéis nos afecta!»: Juan Marín a Albert Rivera; Teresa Rodríguez e Inmaculada a Pablo Iglesias; y Espadas a Pedro Sánchez.

Y lo de Olona... He de reconocer que parece haber un acuerdo generalizado por denostar a ese partido legalmente constituido y que promete la Constitución. Cuando se habla mal de VOX se habla mal de tres millones de vecinos, amigos y familiares nuestros. Me parece impresentable la campaña que se ha hecho contra ellos. Y aun así han subido. Subir es un éxito porque no hay fuerza radical que pueda pasar de ahí. Y me alegro de que estén en la oposición.

Yo, en general, admiro a todos los candidatos: se entregan a los leones. Lo saben, lo sufren y se aguantan. Hay que ser muy heroico para estar en primera línea política. Pero la Gran Primera Línea está en las sedes nacionales y en el Parlamento Nacional y en las Televisiones y medios de comunicación nacionales, no en las comunidades, que no son más que un eco. No se echen flores los ganadores; y los perdedores grítenle en la cara a sus jefes nacionales, aunque ya no estén en política (lo que yo daría por encontrarme por la calle a Albert Rivera, con la ilusión que puse en él...) (emoticono de carita con lágrima).