Opinión

Nirek Sabal

La madre de Rubiales deja de comer y busca aliados en el más allá

La madre de Rubiales deja de comer y busca aliados en el más allá

La madre de Rubiales deja de comer y busca aliados en el más allá / Nirek Sabal

La madre de Luis Rubiales se ha encerrado en una iglesia de Motril y se ha declarado en huelga de hambre dada la “cacería, inhumana y sangrienta” que sufre su hijo. Pero esto es anecdótico. Lo verdaderamente importante es que la madre de Luis Rubiales ha logrado lo que parecía imposible, lo que ningún guionista del mundo hubiera podido imaginar para dar una vuelta de tuerca más a una serie de éxito. Si Luis Rubiales nos puso delante de las narices a sus hijas el día de la asamblea extraordinaria de la RFEF, hoy nos colocan a la madre sufriente y doliente. Esto no lo he visto venir; lo reconozco. Y, por supuesto, vuelven a señalar a la víctima como culpable. Una auténtica vergüenza y un disparate descomunal.

El nivel melodramático de este asunto ya ha llegado a un nivel extraordinario. Y todo porque un sujeto ha creído que era imprescindible para el fútbol español (eso dice él aunque hay que recordar que los resultados deportivos de la selección de fútbol masculina absoluta han sido más que discretos desde que es presidente), que su impunidad era absoluta, que el fútbol español era de su propiedad y que; apoyado por algunos periodistas y palmeros que, ahora, le dan la espalda; ha creído que podría pasarse las normas, las leyes y las cuestiones éticas por el forro de los caprichos.

Por mucha huelga de hambre que haga la madre de este señor, su hijo no dejará de ser un ególatra, un pésimo presidente de la federación de fútbol, un lastre para la imagen del deporte español y de todo lo demás que tenga que ver con España.

La prima de Rubiales dice que la madre está en la iglesia porque es muy creyente y se ha refugiado en Dios, porque se encuentran muy mal y creen que no ha sido justo todo lo que ha pasado hasta ahora. Y dice que Luis Rubiales es una bellísima persona, que les parece muy injusto todo. La huelga de hambre va a durar tanto tiempo como sea necesario, hasta que la jugadora diga la verdad no parará. Pero Luis Rubiales lo que es, es lo que es y ha demostrado ser. En cualquier caso, ya tenemos un beso no consentido, un escándalo formidable, una huelga de hambre, una iglesia y al mismísimo Dios.

Sea como sea, este sainete comienza a ser insoportable. Aquí lo que tiene que pasar es que Rubiales se vaya a casa a descansar, que llegue alguien con un poquito de inteligencia y se ponga a trabajar, y que podamos olvidar todo este capítulo tan bochornoso.