La mariposa «montañera»

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10 oct 2021 / 04:22 h - Actualizado: 08 oct 2021 / 10:52 h.
  • La mariposa «montañera»

¡Qué cantidad de cosas descubres cuando observas atentamente! En mi caso, esa «observación atenta» se produce en los momentos en los que tengo la mente más despejada, cosa que suele ocurrir durante y después de hacer deporte (pues el ejercicio físico, sin duda, aclara las ideas, entre otras muchas ventajas a nivel psicológico).

Pues veréis, hace unos días, me encontraba en mi terraza, inmersa en mi entrenamiento con la bici elíptica, cuando hice un interesante descubrimiento... La terraza da directamente al jardín de mi casa, de modo que ejercitarse ahí resulta motivador porque tus vistas son el limonero, las flores y todos los árboles que superan el muro de la casa, ¡es como si la naturaleza fuera tu animadora! Total, que estaba yo «a tope» con la elíptica, escuchando música cuando, de repente, reparé en algo que me llamó mucho la atención... Se trataba de una mariposa de enormes alas de varios colores: ámbar, vainilla, negro, marrón... Volaba alrededor del limonero tan tranquila hasta que Atila, mi mejor amigo de cuatro patas, salió al jardín a perseguirla...

Mi particular «Rey de los perrunos» parecía marear a la mariposa, haciéndola volar de una esquina a otra del jardín (con las moscas es aún peor). De repente, súper Atila se paró y puso su característica «postura de la gamba», eso sólo podía significar una cosa... «Ya va a dejarme su regalito» -pensé-, no me equivocaba... Efectivamente, mi perro me había dejado su «oloroso presente» allí plantado en el jardín y ¿qué creéis que pasó?

Para mi sorpresa, la mariposa voló hasta «la montaña» (llamémosla así), se posó en ella y... ¡empezó a comérsela! Nunca había visto algo así... ¿Cómo algo tan bonito, armonioso, delicado... como era la mariposa, se podía estar comiento, literalmente, un mojón? ¿Aquello no iba, en cierta manera, en contra de la propia naturaleza de la mariposa? Estaba confundida... No podía dejar de mirar la escena, aquello me chocaba...

Alegoría de la humanidad

Si aquella escena hubiera sido un cuadro, yo lo hubiera titulado: «Alegoría de la humanidad» porque ¿cuántas veces no nos habremos comportado o hemos visto como otros se comportaban como «mariposas montañeras«? quiero decir que, en ocasiones, nosotros o nuestros amigos hemos adoptado actitudes que no nos son propias, como por ejemplo, no decir toda la verdad, no saber decir que no, acercarnos a quien no nos conviene, insultar, tomar prestado algo que no te han ofrecido, no devolver el préstamo, engañar deliberadamente... «¿Por qué habré hecho eso? ¡si yo no soy así!»-llegamos a preguntarnos a nosotros mismos-; en el caso de «la mariposa montañera», ella tiene su excusa porque hay algunas mariposas que son «coprófagas», esto es, se alimentan de excrementos porque encuentran ahí algunos de los nutrientes que les faltan pero... ¿Y nosotros? ¿qué «nutrientes» podemos encontrar en actuar mal cuando sabemos que las cosas se pueden hacer de otra manera? Los únicos «nutrientes» que se me ocurren son los de la facilidad o la desesperación, que no son nutrientes sino, más bien, calorías vacías... Quizás cuando alguien adopta una «actitud caca» (llamémosla así) es porque piensa que es la vía más rápida para llegar a su meta, pero entonces... ¿no estaríamos persiguiendo «un fin de mierda»?

La desesperación es aún peor que «la vaguería» que te hace ir por la vía rápida... La desesperación es la nefasta invitación para acabar jugando al «juego del calamar», ¿que qué es eso? no te adelantaré mucho para no hacerte el indeseado «spoiler», lo único que te diré es que entrar en ese juego o similares, es como hacer una «cata mojonera», en todas sus variedades... Porque cuando llegas al premio (si es que tienes la suerte de llegar), ya no sabes ni quien eres (es lo que pasa con los «fines de mierda»: por el camino, te hacen dejar tu humanidad).

Gracias, mariposa «montañera», humilde compañera, por habernos dado una lección de primera...