Albatros

La selección de Luis Enrique

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Jesús Ollero ollerista
12 oct 2021 / 18:22 h - Actualizado: 12 oct 2021 / 18:26 h.
"Albatros"
  • Luis Enrique da instrucciones a César Azpilicueta en la final de la Liga de Naciones. / EFE
    Luis Enrique da instrucciones a César Azpilicueta en la final de la Liga de Naciones. / EFE

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Aprovechando el Día de la Hispanidad voy a dejar a un lado la insoportable realidad política de nuestro país y centrarme un poco más en el fútbol, donde la selección española está dando un entretenimiento que excede con mucho lo que ocurre en el campo. España no está acostumbrada a despachar a una generación más o menos exitosa y apostar por un grupo renovado. Y tampoco está acostumbrada a que triunfe gente alejada del buenismo. Luis Enrique no es de ese tipo, tampoco Fernando Alonso, el campeón español peor valorado por los españoles de toda la historia.

Viendo un fantástico documental sobre Luis Aragonés, la situación de Luis Enrique recuerda poderosamente. Luis se cargó a Raúl y la campaña mediática fue demoledora, hasta el punto de pedir abiertamente su salida. Lucho se cargó a Sergio Ramos y la situación vino a ser parecida, con un debate nacional cultivado por miles de personas deseosas de un fracaso que pusiera en su sitio a ese individuo. Ya en la Eurocopa eso no pasó, y ahora en la Nations League tampoco. De hecho, creo que casi cualquier rival daría a España por favorita si, como tenía Aragonés, hubiera un David Villa contemporáneo. Un goleador de talla internacional. Un finalizador a la altura de lo que el equipo puede generar.

Las renovaciones siempre son penosas y arriesgadas. La última en hacerlo, después de su batacazo en la Eurocopa, es Alemania. El 60% del equipo es nuevo. Que sea la primera selección europea en clasificarse para el Mundial de Qatar es casi lo de menos. La cuestión es que está montando un proyecto. La Italia campeona del mundo en 2006 acumuló fracasos de manera hasta penosa: dos eliminaciones en primera ronda en 2010 y 2014 antecedieron a su primera ausencia en un Mundial en 60 años, en 2018. Cierto que llegó a la final de la Eurocopa 2016 (cayó 4-0 contra España), pero esa época oscura pasó porque la renovación se hizo y se hizo sin remilgos, sin anestesia y sin mayores contratiempos. Italia ganó la pasada Eurocopa. Inglaterra, finalista en ese torneo, también venía de una profunda renovación.

En España, al contrario, tenemos muchos reparos con este tema. Gavi ha sido un buen ejemplo. Nadie, yo tampoco, entendía del todo convocar a un chico de 17 años con cuatro ratos en el peor Barcelona que se recuerda (ojo que en un Barcelona en condiciones no tendrían opción los jóvenes), salvo por la megalomanía que se pudiera atribuir a Luis Enrique llevando, y alineando como titular, al jugador más joven de la historia de la selección. España también ha vivido su particular época oscura, pero la pinta es que la curva vuelve a ir hacia arriba y lo hace de manera casi vertical.

Su paso por la Liga de Naciones ha sido brillante. No al nivel de la gran España 2008-2012, pero con unas perspectivas estupendas. Entre otras cosas, porque miras a la selección y encuentras una cantidad de jugadores jóvenes nunca vista. Es una selección, un España FC, con luces largas y un estilo absolutamente definido. Un equipo joven, jovencísimo, al que hay que añadir a Ansu Fati. Un equipo sin goleador en el que, probablemente, no hay un solo jugador que a día de hoy se pueda considerar de talla mundial. Y sin embargo, ante rivales que sí los tienen, jamás está por debajo.

Guste o no, la impresión es que va a ganar muchísimos partidos y que de nuevo está en condiciones de ser competitiva al nivel más absoluto de los absolutos. Pasar por encima de Italia en el viejo San Siro y jugar incluso un punto por encima de Francia en la final, por no hablar de perderla por un gol ilegal, dice mucho de lo que está por venir. Es un equipo con hambre y con perspectiva, en el que nadie se quitó la medalla después de un desenlace tan terrible.

El recuerdo de Luis no me hace tenerle simpatía a Luis Enrique, pero confianza, sí. Y mucha. La suficiente para que haga y deshaga pensando en el hoy y en el mañana de la selección.