‘Laniakea’

‘Cielo inconmensureble’ es la traducción del término hawaiano ‘Laniakea’. Fue descubierta en 2014 por el astrónomo de la Universidad de Hawai, Brent Tully y se trata de un supercúmulo de galaxias

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09 jun 2018 / 23:02 h - Actualizado: 09 jun 2018 / 23:02 h.
  • ‘Laniakea’

La perspectiva puede serlo todo, quiero decir que ante cualquier circunstancia de la vida el enfoque que elijas darle es el que va a marcar la diferencia entre una gran experiencia y algo insípido, carente de esencia. Ayer mi amiga Mayte me envió un vídeo por Whatsapp que hizo que ampliase mis horizontes y viese las cosas de forma diferente. Era una pequeña filmación sobre el espacio en la que se comentaban los tamaños de los diferentes planetas, del sol, de estrellas... un recorrido por la Vía Láctea, las tremendas distancias en años luz y, de repente, surgía: Laniakea.

Cielo inconmensureble es la traducción del término hawaiano Laniakea. Fue descubierta en 2014 por el astrónomo de la Universidad de Hawai, Brent Tully y se trata de un supercúmulo de galaxias (se compone de más de 100.000 galaxias, entre ellas, la nuestra). ¡Imagínate que te hablo de una región del espacio de 520 millones de años luz! (casi ná).

Inmensidad, perspectiva, conciencia

La mente del ser humano tiene que ser alucinante para hacer descubrimientos de este calibre... Me resulta paradójico que algo tan prolífico como la curiosidad, las ganas de conocer, de investigar, de imaginar, de crecer... En definitiva, la mente humana, sea sencillamente un órgano de nuestro cuerpo ya que una persona resulta totalmente invisible (hablando a nivel del espacio). Somos tan pequeñitos y a la vez tan grandes y capaces de cosas tan flipantes... Inmensidad, perspectiva y conciencia fueron las tres ideas que orbitaban en mi cabeza tras ver el vídeo.

Contemplar la inmensidad espacial te hace reflexionar sobre tu lugar en el mundo y el gigantismo que otorgamos, más veces de las necesarias, a nuestras preocupaciones... Lo inmenso es, literalmente, lo ilimitado, que no tiene medidas, lo infinito... Piénsalo: el Universo es inmenso; tus problemas, no (sólo la visión que tienes de ellos). Si coges los prismáticos del revés, te parecerá que tus problemas son enormes y los tienes justo en las narices; pero si miras de la forma correcta, te darás cuenta de que las dificultades no suelen ser insalvables y nuestro ingenio para vencerlas las supera con creces. La inmensidad le da, por tanto, la mano a la perspectiva y hace que nuestra visión se alimente de iniciativa, tornándose más productiva.

El espacio te hace recapitular en términos de enfoque. Todos somos integrantes del equipo Laniakea, todos vivimos bajo ese cielo inconmensurable y, de alguna forma, todos estamos conectados. Ante Laniakea, el Universo, las posibilidades de multiversos... re-conectas con lo humano del humano: la fragilidad, la vulnerabilidad, la humildad... no somos perfectos pero somos fascinantes (aún con nuestros defectos). Esta re-conexión con nuestro lado más personal ¡nos impulsa a mejorar! Porque gracias a la toma de conciencia de nuestra vulnerabilidad desarrollamos la sensibilidad necesaria para tratar a los demás con el respeto, el cariño y la atención que demanda la humana condición; y gracias a la humildad tomamos conciencia de nuestras flaquezas, lo que nos lleva a generar tolerancia para relacionarnos con nobleza con nuestros semejantes y crear conexiones apasionantes.

Sobre el propósito

La inmensidad del Universo te hace pensar sobre el propósito. Todos los planetas, galaxias, estrellas... no van a estar ahí para nada, seguramente que tienen una razón de ser, un propósito (el que nosotros no lo conozcamos no significa que no exista). Del mismo modo, tú, yo, cada uno de nosotros enfocamos la vida desde el prisma de un sentido particular, perseguimos nuestras metas, trabajamos por nuestros objetivos y nos ilusionamos durante el proceso... Hay momentos de dudas, de desencuentros, de cansancio, tristeza e incluso de dolor, ¡no te preocupes, es absolutamente normal! Porque estamos en la vida y no en La Gloria y, como seres humanos, somos falibles y nos equivocamos, pero también tenemos la facultad de recapitular y de volver a retomar el camino en cuanto nos sentimos preparados porque, como diría Marco Aurelio, ¡somos los dueños de nuestras almas, los capitanes de nuestros destinos! Por eso sería un desatino olvidar que los demás también son humanos –y no divinos– y que ellos, como tú, también están hechos de carne, hueso, nariz y pescuezo y, a veces, a pesar de sus esfuerzos, incurren en equivocaciones, se dejan desbordar por las preocupaciones pero también tienen sueños, esperanzas, objetivos... Por eso haríamos bien en ser más comprensivos y no convertirnos en seres abusivos dejando que nos separen años luz de prejuicios.

Nuestra patria: el Universo

Afirmaba Demócrito de Abdera que «toda la tierra está al alcance del sabio, ya que la patria de un alma elevada es el universo» si la inmensidad del Universo es capaz de superar todos los límites de tu imaginación e inspirar mil tipos de reflexión, más te puede sorprender y satisfacer el saber que todo ese maravilloso Universo puede ser tu patria, tu hogar porque la sabiduría del TÚ (Talento Único) te hace conquistar Imperios de dimensiones de años luz... El primer y necesario gesto de conquista y sabiduría personal es empezar por mejorarse a uno mismo, conocerse y superarse, así es como se demuestran que los logros no son estrellas fugaces, sino que han llegado para quedarse. Tal y como comentaba Aldous Huxley: «Existe al menos un rincón del Universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo». Cada vez que te superes y cumplas una nueva meta, sonríe desde la satisfacción de que puede que estés descubriendo nuevos planetas y, con toda seguridad, estarás mejorando un rincón del Universo... ¡Enhorabuena, eres dueño de tu propia parcela de eternidad!