Las emociones en nuestras elecciones

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18 nov 2016 / 21:59 h - Actualizado: 18 nov 2016 / 22:01 h.
"Elecciones en Estados Unidos 2016","Donald Trump"

No debería ser una sorpresa que las personas tomamos decisiones con base en las emociones, mucho más que hacer valoraciones racionales. ¿Cómo influye la emoción en nuestras decisiones?, la respuesta es sencilla, ¡bastante!. La emoción es un componente que se encuentra en casi todas las decisiones que tomamos. Y las emociones que hemos tenido de las experiencias anteriores, influyen en los que estamos considerando e interfieren en la elaboración de las preferencias que nos llevan a elegir entre una u otra opción.

El sentido de nuestras decisiones suele ser emocional, e irracional. En la mayor parte de las ocasiones la inteligencia no participa, no escuchamos análisis de los problemas, sino mensajes emocionales que están diseñados para captar los instintos más básicos, relacionados con nuestra supervivencia. Vemos, escuchamos, leemos a diario que estamos inmersos en un contexto de violencia, falsedad, pobreza, desigualdad, economías débiles, empresas que desaparecen, guerras, desastres medioambientales. Y también vemos como se apela a sentimientos que preocupan a las personas, a cualquiera –nuestro futuro– al corazón, al estómago, al bolsillo y muchas veces mensajes cargados de manipulación y bastante retorcidos. Todo dirigido a influir en nuestras emociones. Generando posturas extremas y radicales. Pero en todo ello las personas lo que buscan su bienestar y conveniencia. Y en definitiva, somos nosotros los que nos enfadamos, los que creamos nuestras emociones y nos dejamos influir por ellas, hasta convertirnos en sus rehenes.

La confirmación o la desaprobación de un determinado político, como hemos visto en la elección de Trump, está guiado por las emociones, y la elección va más allá de las campañas habituales. La decisión por la que optamos es una elección, sobre una determinada situación que afecta a nuestra vida personal o profesional. Las campañas de los miedos están presentes en los procesos electorales, como ha sido el caso, apelando a las emociones, utilizándolo como un recurso válido. Y sentimos como se nos erizan los pelos de los brazos, porque en los mensajes han operado las emociones y las heridas emocionales.

En la novela Alicia en el País de la Maravillas, de Lewis Carrol, la protagonista pregunta a un gato ¿te importaría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí? Eso depende en gran medida de adónde quieres ir, dijo el Gato. ¡No me importa mucho adónde...!, dijo Alicia. Entonces, da igual la dirección, dijo el Gato. Añadiendo: ¡Cualquiera que tomes está bien...! El intelecto hubiera preguntado adónde quería ir, pero la emoción daba una solución sin saber de qué hablamos. ¿A qué lugar queremos llegar?, pues la opción variará considerablemente en función del estado emocional que tengamos en ese momento.