Intrusos

Lo que la Feria 2022 me enseñó

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12 may 2022 / 04:00 h - Actualizado: 12 may 2022 / 04:00 h.
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  • Lo que la Feria 2022 me enseñó

Hace unos meses mi buen amigo Javier Álvarez, “Javi Nemo”, me recomendó ver un interesantísimo documental en el que un submarinista en Sudáfrica se hacía amigo de un pulpo. El argumento puede que parezca absurdo y vacío pero esconde más emociones y sentimientos, más enseñanza, de la que puede suponer.

Usando ese mismo argumento les quiero hablar de “Lo que la Feria 2022 me enseñó” y que es más de lo que podemos suponer. A parte del reencuentro de Sevilla con su Feria, del reencuentro con este ambiente festivo, de alegría, luz y color que se respira, del sabor de la amistad, del color del alma, aparte de todo ello, de las ganancias de los hosteleros, de los que trabajan la Feria y que, tras dos años, se reencontraban con esta inexcusable fuente de ingresos, aparte de todo ello, la Feria 2022 me enseñó que somos unos irresponsables y únicos en estropear nuestro patrimonio, material y/o inmaterial.

Me van a permitir que me explique antes que me quemen en la hoguera de las vanidades.

Somos irresponsables por que vivimos en una pandemia aún y las mascarillas, en un ambiente de alta volatilidad para un coronavirus como es el ambiente de la Feria –caldo de cultivo ideal- ha brillado por su ausencia. Poca gente o casi nadie la ha llevado puesta. Besos y abrazos por doquier, compartir vasos, bailes y más baile, empujones y achuchones y, al final... Al final resulta que los contagios por coronavirus se han disparado de nuevo y que la Junta de Andalucía se plantee tomar medidas. Esto es una realidad objetiva. Igualmente nuestro políticos –en una amplia mayoría- quién deben dar ejemplo y que tampoco la han llevado puesta por lo que “llueve sobre mojado”, como cantaría Pablo Alborán.

Luego vendrán las lamentaciones, los descerebrados que dicen que la enfermedad no existe... ¿Qué no existe? La OMS informaba que la cifra de muertos por la pandemia podría superar los 15 millones de víctimas. ¿Qué no existe?

Pero la cosa no acaba ahí, otro frente abierto ha sido las opiniones y disparidades de criterios con el hasta jocoso #papagorda22 que continuara a la “edición” de 2019. ¿Qué muestra? Lo que indica su nombre, gente con borracheras de aúpa en vídeos de dudosa legalidad.

No es la imagen que debe darse, en todas las ferias, todas, hay gente que se pasa con el alcohol pero aquí somos únicos para mostrar nuestras vergüenzas y reírnos de nosotros mismos. Algunos dirán que eso es positivo, que sin complejos pero, permítanme decirle, que no es la imagen que debe dar Sevilla, no es lo que debe salir al exterior. No veo que en San Isidro se haga un hasta con la gente que se pasa bebiendo, por ejemplo, no lo veo. ¿Divertido? Puede, siempre y cuando el retratado o retratado, sin su permiso, no sea usted, cosa que creo que ya no le haría tanta gracia ni lo encontraría tan divertido. ¿O me equivoco?

Finalmente el recurso de los toros y las opiniones en cuanto a si se ha disparado el ánimo dando orejas en un plaza difícil como la Real Maestranza, por ello, perder categoría. Pues miren ustedes yo no soy aficionado a los toros y no entiendo de toros por lo que es un jardín donde, desde ese punto de vista, no me voy a meter, soy amante de los animales, incluido el toro, con eso digo ya mucho. Pero de lo que estoy seguro es que criticando y bajando el nivel en los medios, leyendo críticas bochornosas y viendo como se apedrea el propio tejado, así es como no se ayuda desde luego. Para eso está el hacer balance tras la Feria pero no de esa forma, los que así lo han hecho –aunque digan que no- se han equivocado.

¿Qué me ha enseñado la Feria 2022? Qué somos seres humanos con ganas de diversión y de mente olvidadiza, que no tenemos pudor ninguno en retratar lo menos grato aunque sea a costa de ridiculizar públicamente la borrachera de un amigo o denostar una plaza que es un emblema en el mundo, eso me enseñó la Feria 2022. Podrá estar conforme o no pero es el Evangelio.