Cualquier comentario u opinión libre pueden ser tachados de antisemitismo en la actualidad. Los nuevos inquisidores empiezan por ser las instituciones judías que recorren el mundo. Algún medio ha estado molestísimo estos días cuando hemos estado recordando las barbaridades de Auschwitz porque Pablo Iglesias ha enviado un tuit en el que no mencionaba específicamente a los judíos asesinados en aquel campo polaco de la muerte. Por supuesto, Iglesias ha sido acusado de antisemita, algo que no es una acusación cualquiera porque en países como Alemania te puede llevar directamente a la cárcel.
Otro medio se ha quejado de lo que han hecho las autoridades polacas al rememorar Auschwitz. En esta ocasión se han referido muy especialmente a las víctimas judías, pero se han olvidado de indicar –como sí hizo Iglesias- que fue el Ejército Rojo el que liberó aquel campo de exterminio. Las autoridades polacas fueron políticamente correctas y, por tanto, los judíos no se quejaron: hay que ensalzar la gloria de los caídos y de los aliados occidentales, pero de los que liberaron a toda Europa del Este de los nazis, a esos ni agua, aunque se dejaran en el empeño entre 24 y 27 millones de ciudadanos soviéticos. Eran soviéticos aquellos millones de muertos, escoria, por tanto.
En 2003 publiqué mi libro Dioses y diablos mediáticos. Una conocida novelista residente en Madrid y vinculada a la Internacional Judía que por entonces –no sé ahora- escribía crítica de libros para el diario El País, me llamo a casa y me tuvo al teléfono una hora porque había leído mi libro y en él consta esta idea: el mundo no le debe ya nada a los judíos, ellos sufrieron la masacre del holocausto y a todos nos duele mucho pero se están vengando a base de bien con los palestinos, controlan la Reserva Federal de EEUU, numerosas multinacionales y medios de comunicación en todo el mundo, empezando por los propios EEUU. Desarrollan además una incesante propaganda a su favor a través del cine, sin ir más lejos.
La señora novelista me acusó de antisemita y me dijo que la reseña que iba a hacer de mi libro ya no la escribiría. Pues muy bien, es su voluntad libre y es la mía decir lo que es un hecho incuestionable.
Miren ustedes, a mí no me gustó nada que los Reyes Católicos expulsaran de España a los judíos, la cultura sefardí es atractiva y seductora, creo que a España le hubiera ido mejor con judíos que sin ellos y además creo que Sevilla necesita una inyección intensa de empresarios judíos pero eso no es óbice para que manifieste lo que crea conveniente en torno a un pueblo muy especial y científicamente apasionante que, sin embargo, en modo alguno tiene patente de corso y, mucho menos, es el elegido por Dios de entre todos los del mundo.