Los vigías de la tontería

Image
02 ago 2020 / 04:00 h - Actualizado: 02 ago 2020 / 04:00 h.
  • Los vigías de la tontería

El verano está repleto de experiencias, unas con sustancia y otras que bien podría llevar la etiqueta de "rancias" (como esa fruta podrida que te transmite amargor desde la primera mordida). Espero que estéis viviendo muchas de las primeras (las que tienen sustancia, como un buen zumo mañanero, de estos que con su olor a naranja llenan el salón entero) y pocas de las segundas (de las "rancias"), si bien hay que reconocer que estas últimas generan un tipo de lecciones que podríamos calificar como "inolvidables". Hoy quiero compartir con vosotros una experiencia que viví esta semana y sí, era de las rancias...

Nuestro calor sevillano hace que valore la piscina de mi urbanización como el tesoro que es, por ello procuro visitarla a menudo. Unas veces voy para ejercitarme y nadar; otras voy con mi chico para compartir el sencillo placer de disfrutar de nuestra mutua compañía mientras nos refrescamos, nos reímos, nos abrazamos mientras me pasea como una singular lancha por la piscina... ¡Espera! que esto está prohibido, ¡fíjate tú! Los vigías de la tontería están al acecho...

Los abrazos prohibidos y los reyes del sin sentido

Para mi pasmo, me informa el conserje de que hay "unas personas" que han hablado con él para que me llame al orden y me traslade que "¡ya está bien de tanto abrazo, que hay niños!". Sí, has leído bien... Repito, pasmo... El mensaje que me traslada Pepe me provoca un mix de indignación y ganas de reírme a mandíbula batiente, de estas risotadas que sueltas con la boca abierta como para lucir dentadura... Creo que llevaban sin "llamarme al orden" desde que era una mocosa y a mis 35 primaveras me encuentro con este panorama... ¿Ridículo? ¿Innecesario? ¿de chiste? no sabría exactamente cuál es el calificativo idóneo para describir lo que sentí al escuchar aquella ¿queja?

Desde niña mis padres me enseñaron a respetarme y a respetar, es por eso que hago un uso adecuado de mi libertad: dentro del debido civismo, observando la buena educación, el buen gusto y teniendo en cuenta los usos sociales me dedico a (¡oh, sorpresa!) disfrutar tranquilamente, sin meterme en la vida de los demás, centrándome en mi actitud, decisiones y acciones, procurando crear un buen clima... Será por eso que no cabe en mi entendimiento acciones que desprenden tan poca estima (por uno mismo y por los demás, pues cuando te quejas de una muestra de afecto, como unos abrazos, es que algo te ha de faltar -por decirlo de modo sutil-).

Si de algo he "pecado", es de excesiva prudencia, pues en una de las duchas de esa misma piscina, ví como una chiquilla hacía pis y cuando estoy nadando, me han caído prácticamente encima niños que se tiran de bomba sin que nadie les llame mínimamente la atención, y ahí he seguido yo, tranquila, a lo mío.

A lo de los demás, ¡mola más!

Esa parece ser la máxima de los vigías de la tontería. Tal y como sus hechos revelan, no saben ir a lo suyo porque están muy ocupados ¿con qué? ¡pues yendo "a lo tuyo"! el deporte favorito de los que viven en "modo capullo"... Como os decía al principio, de las experiencias "rancias" se aprende mucho, así es como he podido descubrir a esta nueva especie (en nomenclatura pero no en existencia): los vigías de la tontería. Si existiese el término en la RAE, probablamente rezaría: "dícese de las personas sin ocupación, física, mental y emocional, que establecen como misión principal el sacar pegas de la actuación ajena", claramente, más que valer la pena, los vigías de la tontería, la acaban dando... ¡Que forma más ridícula de desperdiciar la existencia! en lugar de dedicar su ingenio e inteligencia a llenar la vida de buenos momentos, se marcan como objetivo el intentar desacreditar los de los demás, habrán oído que por eso dan créditos, créditos a la estupidez...

Conclusión: ¡Pásalo de diez! y cuando algún vigía de la tontería se te cruce dile: "¡enciende las luces!", aclara que te refieres a las largas, porque las cortas las llevan de serie...