En las redes sociales proliferan todo tipo de juegos y retos, algunos divertidos, otros complejos y muchos de un carácter solidario. Aún recuerdo –yo mismo participé de él– del reto del ELA, aquel que junto con una donación por esta noble causa se debía verter agua fría sobre uno mismo para comprobar el shock que provoca en la persona, un símil para sentir lo mismo que los afectados. Sin embargo las redes sociales también amparan otros juegos y retos que tienen poco de constructivo e, igualmente, poco tienen que enseñar a nuestros jóvenes o a la sociedad actual.
Miedo da sólo pensarlo pues es constitutivo de delito y puede ocasionar graves daños en la persona víctima del mismo. Se trata de poner un recipiente de agua a hervir y cuando está en ebullición hay dos opciones: verterla sobra uno mismo o, por el contrario, hacerlo sobre una persona que esté distraída. El resultado es terrible: quemaduras de segundo y tercer grado en la persona que puede afectar al 85 % de la zona afectada y originar lesiones imborrables.
Las autoridades ya están alertando sobre esta práctica pero es deber de padres y formadores –pues se practica entre chicos jóvenes– vigilar y educar a los menores para que no consuman, ni tan siquiera piensen, estas prácticas. Vigile lo que su hijo ve en la tablet o móvil a través de canales de vídeo o redes sociales pues son el caldo de cultivo de estas atrocidades.
No sé quién habrá sido el ideólogo de esta práctica y viralizar algo tan salvaje pero, desde luego, no es la obra de un genio sino de un demente. Cuando se van acabando las vacaciones y aún quedan unos días de descanso para nuestros jóvenes estudiantes, días de amistad en los patios y juegos, vigilemos que se dediquen a actividades menos nocivas que a estas aberrantes prácticas que sólo persiguen causar daño a personas inocentes.