No, todo no suma

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19 sep 2019 / 08:33 h - Actualizado: 19 sep 2019 / 09:29 h.
  • No, todo no suma

Hay una máxima falsaria que por más que se repita, demuestra una y mil veces su impotencia operativa. “Todo suma” es un dogma fundamentalmente atribuible a un errático progresismo actual que pretende creer que una suerte de entente colectiva y mágica sucederá a los seres humanos, de modo que por ciencia infusa las ideologías distintas superarán las discrepancias en un ritual chamánico en el mítico templo de lo “común”. El mensaje es una más de las verdades líquidas o medias mentiras de estos tiempos posmodernos, hasta tal punto que puede ser transformado por la derecha en una franquicia propia como es “España Suma”, donde el conservadurismo intenta rehacer con mal pegamento los platos rotos de Casado y Rivera, junto a oportunas reaparecidas como Rosa Díez. En estos casos los diseñadores de campañas y programas políticos deben estar cortos de imaginación en la búsqueda de lemas, mientras que para los absolutos imposibles optarían por el mutismo como es la situación de ese amigo no presentable en sociedad que es la ultraderecha de Abascal. Lo cierto es que hasta el unidísimo independentismo catalán tiene divorcio múltiple, ya que el intento de golpe de guante blanco del 1 de Octubre dejó “mártires” en la cárcel y cómodos “exilios” en Ginebra o Waterloo. Por ello, lo que antes era la lucha de todos para uno contra el malvado Estado español se cambia por mosqueteros de libre actuación con alguna estocada traicionera entre ellos, que ya piensan en un escenario de poder propio y cercano, aunque no haya duda...volverán a la unión temporal en los próximos meses de previsible conflicto. El centro metafórico de la crema pastelera que no cuaja lo tenemos en el PSOE de Sánchez y el patético baile de meses y años con el amado líder de Unidas Podemos, con un variado de desprecios, ofrecimientos e intercambios, para mejor dejarlo y repetir elecciones. Frente a las peticiones de tertulianos, actores o pueblo llano sobre la necesidad del posible pacto, discrepo abiertamente en la imposibilidad funcional del mismo. La previsión es una virtud ausente en la actualidad, pero no hay que tener demasiada imaginación para pensar cómo narices se pondría de acuerdo un gobierno de coalición ante por ejemplo las inminentes sentencias del “Procés” o de los ERE. Sencillamente no es posible acuerdos en esos temas ni en otras quimeras como la reforma laboral o la banca pública, por no repetir los improperios contundentes que se han repartido mutuamente. A esto último y en mi caso, creo que siempre es bueno que ante la herida abierta y el daño reincidente, hay que recordar y no perdonar, aunque ello te reste posibilidades para el votante medio del llamado “buenismo”.

El pecado de la pluralidad tiene defensores que rayan en lo irrisorio. Alguna lideresa ha venido a comparar la biodiversidad en la naturaleza como algo traspasable al plano político, en aquel mantra de que lo homogéneo es malo y lo mestizo y multicultural es sublime por sentido propio. Las comparaciones son malas, pero últimamente uno ve caricaturas sobre estos postulados pseudoecológicos y lo mismo se acaba en aspirantes a Premios Nobel que hablan de gallos que violan gallinas y cañas de pescar como armas de destrucción masiva del capitalismo. Una vez más, me aterra la derecha reaccionaria...pero me da pánico la maraña progresista sin orden ni concierto. Volviendo a Pablo Iglesias y lo sumativo, ha tenido que admitir que a veces cuando iba a un acto público en una población, no sabía muy bien cómo se llamaba el apéndice de su organización correspondiente. Llámenme centralista o leninista pero les invito a que busquen en internet un gráfico de logos de todas las confluencias, mareas, comunes, compromisos, iniciativas, bloques y uniones que componen la formación morada y sobran las palabras. Desde luego lejos queda el 15M y aún más el lema posibilista de asaltar los cielos. De hecho sólo con las cuatro corrientes básicas ideológicas como son anticapitalistas, socialdemócratas de nuevo cuño, marxistas descafeinados, nacionalismos regionalistas más un extra de Izquierda Unida digerida, ya es para tirar por la borda cualquier proyecto unitario, y quizás el encabezado que debería presidir Vistalegre III es un “No, así no se puede”. Siguiendo con la crítica a lo múltiple y en especial para intelectuales de salón o charla parroquiana, esgrimir que en otros países los pactos son una solución habitual y lógica es una afirmación muy matizable y sólo refleja que en el fondo las posturas sean muy cercanas o mutable el poder entre los partidos engarzados. Igualmente la alabanza de democracias “consolidadas” necesita revisionismos con menos euforia. Así el auge extremista de la derecha en Alemania, Suecia y Dinamarca no es encomiable, el serrallo italiano con su intimidad Cinco Estrellas y la Liga Norte resulta incomprensible, el bipartidismo norteamericano y sus respectivos lobbies un ejemplo de totalitarismo encubierto, o qué decir del Reino Unido y su inquina a gritos del Brexit, cercana a una gresca tabernera.

Dos apuntes finales al hilo de la manía de mezclar y relativizar las ideas: comenta Daniel Bernabé en el excelente texto “La Trampa de la Diversidad”, que cuando Theresa May estaba en su ocaso político, apareció en una accidentada intervención pública con una pulsera de Frida Khalo; sus asesores o bien la ignorancia y osadía propia le llevó a una contradicción gigantesca para una persona conservadora y sucesora de la señora Thatcher, que obvió a la pintora abiertamente comunista y se quedó con un resignificado icono pop del empoderamiento de la mujer. El segundo inciso es la discreta y reciente visita de la delegación iraní al Congreso y la negativa a dar la mano a las diputadas españolas esgrimiendo costumbres y usos propios de su cultura, algo similar a cubrir las esculturas del Vaticano en 2016. La reacción contraria a tal estupidez, increíblemente la tuvo que protagonizar y encabezar VOX, para luego mezclarse en un enjuague bochornoso el resto de fuerzas. No son más que un muestrario del tiempo vital que nos ha tocado: vacío, hipócrita, contradictorio, interesado e incapaz de dar respuestas sólidas a los dilemas éticos fundamentales...mal equipaje.