Desvariando

Nos controlan porque somos como niños

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
29 nov 2020 / 09:33 h - Actualizado: 29 nov 2020 / 09:35 h.
"Desvariando"
  • Imagen de archivo de un cotillón de fin de año. / Javier Cuesta
    Imagen de archivo de un cotillón de fin de año. / Javier Cuesta

A ver dónde busco yo a cinco personas para que seamos seis a la mesa en Nochebuena y Nochevieja. ¿Cuentan las mascotas? Si cuentan, seremos ocho. A estas alturas de la pandemia, con entre cincuenta y sesenta mil muertos y una ruina que veremos a ver cómo salimos de ella, todavía nos tienen que tratar como a niños chicos desde el Gobierno. Viendo anoche la prueba del alumbrado de Navidad de algunas ciudades, como Málaga o Madrid, con la famosa calle Larios sin que cupiera en ella un alfiler, está claro que nos tienen que controlar como a niños. El Gobierno vuelve a equivocarse, como cuando el presidente Sánchez nos dijo en julio que habíamos vencido al virus y que podíamos salir a disfrutar de la vida, sin duda para no arruinar del todo el turismo y los negocios. Ahora, con las vacunas. El mensaje es de un optimismo inmoderado y los ciudadanos se ven ya vacunados en enero, luego se van a echar a las calles como locos y van a caer como moscas. Todos los expertos más o menos serios, que no forman parte del comité fantasma del Gobierno, están diciendo que mucho cuidado con lanzar tan pronto las campanas al vuelo porque entramos ya en diciembre y las vacunas aún no están listas. Está claro que cuando lleguen vendrán con toda clase de garantías, pero así y todo es una temeridad ilusionar tan pronto a la población con las vacunas si no están aún y cuando lleguen se necesitará un tiempo para ver cómo funcionan. Una vacuna no es un nuevo modelo de móvil, es algo muy serio. Y, claro, como esto se va a desmadrar de nuevo y la tercera ola del virus llegará en enero a darnos la puntilla, desde el Gobierno y los medios de comunicación de masas nos están diciendo ya hasta cómo tenemos que coger la copa de champaña y el lomo embuchado, como anoche en el debate de La Sexta. ¿De verdad vamos a consentir también que nos controlen dentro de casa? Nos dicen cómo tenemos que tirar de la cisterna, pero permiten que la calle Larios se convierta en una romería. Es decir, quieren que las tiendas y la hostelería hagan caja este mes, pero que en casa pasemos la Navidad más triste de nuestras vidas. Y en realidad no pasaría nada si nos dijeran que no hay Navidad. Hasta Cristina Almedia, anoche, decía en la citada cadena que ella es de reunirse con la familia “en estas fechas”. Tan entrañables, le faltó decir, con La Internacional de fondo. Solo faltó que Iñaki López le llevara una bandeja de mantecados de Estepa. Somos como niños y en el Gobierno están encantados porque justifican un control que da miedo.