Crónicas desde Barcelona

Olesa de Montserrat

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06 nov 2019 / 10:57 h - Actualizado: 06 nov 2019 / 11:16 h.
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  • Olesa es uno de los Espacios 1714. / El Correo
    Olesa es uno de los Espacios 1714. / El Correo

En la peluquería, cerca del Ambulatorio de la Seguridad Social de Olesa de Montserrat, la joven que me corta el pelo me dice si lo dejamos rizado o liso; mientras, en la radio comentan que los reyes irán esa misma tarde a Barcelona para la entrega de unos premios. Entran dos mujeres con una niña, hablan en castellano. Una joven comenta que ha estado en Barcelona viendo la acampada de estudiantes independentista ante la Universidad, en pleno centro, le sorprende que pidan reposiciones de embutido vegano – en vez de chóped, qué listos son-, se ríen y pasan a otro tema. Camino hacia la Plaça de la Font, un hermoso edificio que había sido hotel cuando el Balneario de la Puda funcionaba –tengo entendido que mi bisabuela venía de la lejana Córdoba para sus curas al desaparecido balneario- está pintarrajeado y su deterioro afea la plaza. Hay un cartel que recuerda la guerra de Secesión en Cataluña en 1714, formando parte de los itinerarios culturales que se pueden ver en muchas poblaciones catalanas.

Olesa de Montserrat

Plaça de la Font de Olesa. / El Correo

La fuente presenta siete surtidores representados con seis caras de ángel y una de demonio. Hay grupos de marroquís sentados en los bancos, son hombres mayores, hablan en su lengua con calma, pasan horas así. Algunas fachadas extienden banderas independentistas que incluyen una fotografía con el rostro de uno de los políticos presos: Ho tornarem a fer. Casi todas las banderas cuelgan de casas cuidadas, donde se nota que hay dinero. Aunque resulta difícil contabilizar cuántas banderas encuentro a mi paso, deben ser menos del diez por ciento de los balcones de esta población. En la oficina de Servicios Sociales del Ayuntamiento, quienes requieren ayudas son, en su mayoría, inmigrantes. Una mujer anciana con el velo bien ajustado trata de entender lo que le dicen, apenas habla castellano. Cada vez veo más grupos de mujeres con la cabeza tapada vestidas con la típica túnica con sus niños hablando en su lengua. De tanto en tanto te cruzas con quienes hablan en catalán, pero para la mayoría la lengua vehicular es el castellano.

En Olesa se asentaron familias que trabajan en la próspera zona del Baix Llobregat, inundada de pestilentes fábricas que de noche aparecen amenazantes para el medio ambiente mientras expelen humaredas contaminantes. El desorden urbanístico ha sustraído toda personalidad a este lugar de pasado textil y olivarero y la población se ha mezclado, como en la mayoría de poblaciones catalanas. Las viviendas se han encarecido en Barcelona y las clases bajas son expulsadas hacia áreas próximas lo que también encarece las viviendas en poblaciones a menos de 40 kilómetros de la Ciudad Condal. La brecha entre ricos y pobres hunde su marca en el casco antiguo, hay varias casas tapiadas para que nadie las ocupe ya que cada vez hay más inmigrantes que vienen de paupérrimas poblaciones de Marruecos. Tras el ayuntamiento construyeron un espacio verde bajo cuyos árboles es agradable mirar hacia la montaña de Montserrat, icono del catalanismo. Hace unos días se reunieron la plana mayor de los dirigentes soberanistas, promovido por familiares y amigos de los «líderes encarcelados» por el 1-0. La Moreneta (Virgen de Montserrat) les da fuerza para sobrellevar el conflicto. Jordi Pujol, cuya fortuna todavía no se ha podido calcular porque está repartida en varios paraísos, ora con Torra en la confianza de que la virgen los atienda.