Albatros

Olona

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Jesús Ollero ollerista
30 abr 2022 / 10:25 h - Actualizado: 30 abr 2022 / 10:26 h.
"Albatros"
  • Eduardo Parra - Europa Press
    Eduardo Parra - Europa Press

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Por delante mi respeto a todos y a todas, incluso a los que votan con la víscera, la náusea y el rencor. Incluso a los que disfrutan con la polarización de nuestra sociedad. Mi respeto, mas nunca nada más que eso, pues me parece la base de todo para no parecerme a quienes nada merecen.

Dicho lo cual, el respeto no está reñido con la profunda discrepancia, y en ocasiones desagrado, que me puedan producir según qué actitudes. Por aclarar, portavoces parlamentarios como Olona y Echenique animan el cotarro pero sinceramente me sobran. Distinto es, porque las cosas más cercanas nos afectan más, que me parezca razonable el nombramiento de la brillante abogada del Estado como candidata a la presidencia de Junta de Andalucía. Tan poco razonable como me parecería que alguien pensara en el propio Echenique, por mantener en la reflexión al portavoz de Podemos en el Congreso.

A la espera de conocer más sobre el programa electoral de Macarena Olona para las Elecciones Andaluzas, el que presentó su formación para las últimas Generales contiene elementos ciertamente aberrantes. Lo poquito salvable queda enérgicamente eclipsado por unas soflamas extemporáneas y un concepto de la res pública y de algunos elementos básicos de la vida en sociedad verdaderamente alarmantes. Ya sabemos que del dicho al hecho hay un sideral trecho, pero como declaración de intenciones me parece suficiente, suficientemente descalificante quiero decir. Su presencia en instituciones que no sean el gobierno estatal debe tomarse como una especie de caballo de Troya. Y la elección a dedo de Olona, una enérgica y dura oradora, como cabeza de lista en Andalucía dice muy poco de la política actual, la verdad. Y ofrece, a partes iguales, la posibilidad de interpretarlo como un golpe de timón tanto como de una medida forzada porque las encuestas no ofrezcan un resultado acorde a ciertas aspiraciones.

Considero insultante, y lo he considerado siempre, que en las tertulias mesetarias se desprecie, ningunee o pontifique con Andalucía sin mayor argumento (casi siempre) que los tópicos y el único conocimiento real del medio que proporcionan las vacaciones en la costa. Con Olona me pasa algo parecido. Me temo que lo más cerca que ha estado de Andalucía antes de su sorprendente designación en 2019 como cabeza de lista al Congreso por Granada (además de irritante para los militantes de allí) ha debido ser el aceite de la tostada. No seré yo quien valide carnets de andaluz ni nada parecido, pero me parece, que igual me equivoco, que su conocimiento de la realidad andaluza es ínfimo para pretender darle un vuelco (siquiera un impulso) a la Comunidad Autónoma más poblada del país y segunda en territorio. A pesar de esto, compruebo ojiplático y estupefacto (por usar dos términos con los que dos líderes de Podemos calificaron la intervención de Margarita Robles a cuenta del espionaje catalán) la algarabía con la que su nombre se recibía en parte del potencial electorado de Vox.

Si buscaban un/a candidato/a potente, desde luego lo han conseguido. Y han conseguido que se hable mucho de ella. Bien o mal. Qué más da. ¿Quién hablaba de Juan Marín, tercero en las encuestas de las últimas Andaluzas? En la calle, nadie. Y nos encontramos que la designación de la cabeza de lista para la tercera opción en las encuestas ha ocupado mayor espacio que Juan Espadas, y me atrevería a decir que Juanma Moreno cuando inició su asalto a San Telmo. ¿Se busca, entonces, una persona que pueda dar respuesta a las inquietudes de los andaluces o una estrella mediática? ¿Cuánto tiempo va a estar en Andalucía con elecciones nacionales a año y poco vista?

No puedo negar que se trata de una opción reconocible, con tirón y que supone una apuesta muy alta de una formación en alza. Tampoco puedo negar, honestamante, que me preocupa mucho más escuchar qué motiva a ciudadanos de todo pelaje a apoyar ciertas opciones políticas que los presuntos líderes que defiendan según qué idearios. Y por supuesto es innegable que la vinculación de Olona con Andalucía es ninguna hasta esa rocambolesca designación que la hizo diputada por Granada

No imagino, de verdad que no, un candidato a la Generalitat que no haya vivido jamás en Cataluña. Puedo entender que la estrategia electoral esté por encima de otras variables, pero ya con la primera valoración de la candidata tras su designación oficial no puedo más que respirar hondo y temerme lo peor: relato y perfomance. Horror.