Correr no es de cobardes

Personalidad resistente contra el estrés

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07 ene 2020 / 08:54 h - Actualizado: 07 ene 2020 / 08:59 h.
"Correr no es de cobardes"
  • Personalidad resistente contra el estrés

Cada vez vemos más jóvenes en la consulta, parece que lo tienen todo; bueno, eso que muchos llaman todo: un buen móvil, la protección familiar, dinero de bolsillo, libertad; esa de la que no disfrutábamos hace unas décadas, visten como quieren, tienen oportunidades; bueno, menos de las que deseamos para nuestros hijos. Viajan, tienen relaciones amorosas tan breves como Pipino III, el rey de los francos, el hijo menor del famoso Carlos Martel que estudiábamos en el colegio; pero sin embargo, estos jóvenes llenan las consultas de los especialistas en Psicología.

Ansiedad, frustración, desadaptación, llanto incontrolado, desmotivación, estrés, ese que ahora parece que tiene la culpa de todo y que nos frustra la vida y que dicen, es el culpable del alarmante aumento de los suicidios en nuestro país, suicidio al que espero no nos lleven las alianzas con los que no tienen los mismos valores.

Hay un concepto que me encanta y manejamos en Psicología del Deporte, es un recurso anti estrés, ese que nos mata la vida. Es en realidad, como un huevo Kinder, ese que siendo una sola cosa tiene tres componentes: chocolate, leche y una sorpresa, una trinidad en uno. Está compuesto de compromiso, control y desafío, una trinidad en uno, y de eso tienen mucho los deportistas, esos que se levantan a la hora en que muchos de su edad abandonan las discotecas, unos para conciliar el sueño, otros para cumplirlos.

El chocolate es el compromiso, ese anillo en la mano derecha que cada vez quiere menos gente, porque exige paciencia, seguir contra viento o marea, haga frío o calor, se tengan ganas o no hay que entrenar, porque los sueños están al final de un camino y para llegar, hay que recorrer cuarenta y dos kilómetros, remar dos mil metros, jugar noventa minutos, no importa si se está cansado o no, llegar significa vadear, pedalear, sufrir, mirar hacia adelante, trabajar; bendita palabra es trabajar.

La leche es control, ese que ha perdido nuestro gobierno en funciones, ese que permite tomar decisiones basadas en nuestras creencias, que exige ser cuidadoso, saber elegir el ritmo, aumentar el número de paladas, tirar a canasta en cuanto se tiene una oportunidad, cambiar en una cuesta. Ese control se aprende con la experiencia, con estudio, con trabajo, con entreno diario, es aprender que cuando se elige un camino se dejan otros, que cuando se tiene una meta hay que sacrificar otras. Cuando se tiene compromiso, no se debe tontear en el Tinder, se puede perder el control.

Desafio, confieso que es la sorpresa lo que más me gusta de los tres componentes, significa ver las adversidades, las dificultades, las situaciones difíciles como una oportunidad para ser mejores, para demostrar lo que se vale. Es lo que hacen nuestros deportistas cuando compiten, es enfrentarse a los croatas, neozelandeses, australianos e italianos como harán nuestros remeros Javi y Jaime, Manel y Rodrigo, Aina y Virginia en Tokio 2020. Estos jóvenes que se levantan cada mañana para cumplir su sueño cuando otros vuelven de la discoteca.