La vida del revés

Piojos en ‘GH VIP’

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13 oct 2019 / 07:50 h - Actualizado: 13 oct 2019 / 13:03 h.
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  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

Todos pensando que en ese concurso, GH VIP, en el que unos que pasan por ser famosos (no lo son; solo aparecen en la televisión, en otros programas iguales de cutres al que participan) se dedicaban a lanzar caspa por los cuatro puntos cardinales y no, lo que realmente pasa no tiene que ver con la caspa, en ese concurso todo gira alrededor de las infestaciones de las cabezas, alrededor de los piojos. Grandes, bonitos, dicharacheros.

Todo es tan lamentable en ese concurso que lo que vende entre la audiencia es que unos les pasen los piojos a otros. A estas alturas ya sabemos que no vamos a encontrar allí a un premio Nobel, ni siquiera a alguien con un cociente de inteligencia apañado (creo yo que si sumamos los de los que están allí dentro lograríamos inventar el número entero), pero que la cosa se convierta en ‘sois unos guarros porque cuando cagáis dejáis todo hecho unos zorros’ (textual) o en ‘en la casa hay piojos’ es algo excesivo.

En España los índices de audiencia se disparan con programas en los que el insulto es constante, en los que las discusiones son brutales, en los que los discursos de los concursantes resultan completamente surrealistas al trufarse de gritos, de idioteces, de estrategias propias de boy scout que quieren parecer un plan de invasión de los Países Bajos. Y si los índices de audiencia se disparan, deberíamos reflexionar sobre lo que está pasando.

Soy de los que quiero pensar que estos programas superficiales que resultan un insulto a la inteligencia de las personas triunfan porque nos permite dejar de pensar en los verdaderos problemas y que los de los participantes (los problemas), en realidad, nos parecen una bobada que ni nos roza. Quiero pensar eso porque si, de verdad nos interesan los piojos en cabezas ajenas, los romances inconfesables de dos cazurros o cómo dejan el baño un grupo de guarros, vamos mal. Porque seríamos eso y, como todo el mundo sabe, estaríamos condenados a ser una cochambre intelectual de tamaño sideral.