Qué no daríamos por cuatro claveles

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Álvaro Romero @aromerobernal1
25 abr 2021 / 11:38 h - Actualizado: 25 abr 2021 / 11:39 h.
"Viéndolas venir"
  • Qué no daríamos por cuatro claveles

Alguna enfermedad nos aqueja como sociedad si unos cuantos políticos -sean del partido que sean- reciben una carta con cuatro balas y en vez de escandalizarnos nos ponemos a dilucidar si es verdad o mentira, a quién le interesa la carta y a quién las balas, si tuvo la culpa el destinatario o el remitente, si Correos tuvo un fallo o falló la subcontrata, si seguimos mirando a la izquierda o la derecha pero jamás al fondo de esta democracia que se acartona.

Alguna enfermedad nos rodea, como una peste, más allá de la pandemia, si no oímos alto y claro, por parte de toda la clase política española, que esto no puede ser, que esto es un escándalo mayúsculo, insoportable, escalofriante y retrógrado y que lo mejor que podían hacer todos los feriantes de esta campaña madrileña que funciona como telonera de otras campañas mayores sería guardar un silencio nacional mientras quienes deben investigar el asunto lo investigan a fondo, un silencio de luto previo por una democracia que se agrieta, tan falta de oxígeno desde las bases, hoy que contemplamos con envidia sana la efeméride del país vecino, su revolución de los claveles para que se acabaran las balas y en nuestras tertulias, en cambio, donde íbamos a hablar de lo humano y lo divino, civilizadamente, se apagan los micros y los focos y solo se oye un susurro como de ultratumba: “¡Lárguese, Pablo, que es lo que queremos muchos españoles!”. Da igual que Pablo se llame Pablo, o Pedro, o Saulo recién caído del caballo. La tragedia es que vamos protagonizando un ensayo sobre la ceguera y que el estreno de la obra puede sorprendernos a todos completamente ciegos.