El éxito de Juanma en las pasadas Elecciones, no es fruto del azar y responde a una serie de variables ya patentadas por la Comunidad de Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre, Ignacio González o Diaz Ayuso, que consisten sencilla y llanamente en regar –vulgo comprar- los medios. Ya saben, sin libertad de prensa, no puede haber democracia, pero quien paga manda. Los guardianes de la libertad que decía Chomsky.
Miren, si no, cómo hemos abandonado a Julian Assange...
Me decía un politólogo de moda que era inaceptable que Juan Espadas, “no hubiera ido a ver” a Mauricio Casals, el dueño de La Razón, cuando apenas quedaba mes y medio para el 19 J.
Pero más allá de anécdotas, sería injusto olvidar el papel precursor de Javier Arenas. Pronto comprendió que para ganar al imperio socialista, el poder judicial debía ser más “ductil”. Y así llegó el fichaje de Zoido. Días después, Alaya imputaba a toda la cúpula socialista.
Imagino la disyuntiva del más intelectual de los Presidentes andaluces, debatiéndose entre un Tribunal Supremo regido por Marchena, Llarena o Colmenero (los que condenaron al rapero Strawberry), con nueve magistrados conservadores y solo tres progresistas; o el sorteo de Sala en la Audiencia Provincial de Sevilla. En fin, un laberinto que ellos mismos crearon desde Felipe González y el “fichaje” de Baltasar Garzón o Pérez Mariño. (sí, el mismo que enchironó a Mario Conde).
Y qué me dicen del Tribunal Constitucional, con el olor fétido de Enrique Arnaldo, el único “logro” de Pablo Casado inducido por el ahora defenestrado por Ayuso, Enrique López, al que, al menos, han mantenido el coche oficial, no sea que le vuelvan a retirar el carnet por beodo. En agradecimiento, archivo del caso de las mascarillas de “mi hermano” en la Fiscalía Anticorrupción.
Pedro Sánchez ya viene de vuelta. Como decía Juan de Mairena, quienes usan esa expresión es que nunca fueron a ninguna parte. Tengo la convicción de que es, con mucho, el más conservador de todos los Presidentes socialistas. Pero, ante la irrupción de Feijoó, los progresistas y los repúblicos, no le perdonarían preservar este bálsamo que no cura cicatrices.
Fue Foucault quien sostuvo que la defensa tiene un valor absoluto, como contrapeso del poder. No hay democracia sin libertad, ni derechos fundamentales si son otorgados y puesto que causas como la de Assange no conmueven, qué tal apadrinar a Chaves y Griñan.
En España, la población carcelaria en España es la segunda en la Comunidad Europea, y de ella, un tercio de condenados por violencia de género. Y todavía Abascal pide, mientras almuerza cigalas en Sotogrande, el aumento de las penas.
Así que, querido Pedro, ya que la imparcialidad ni está, ni se espera, y como quiera que donde no hay justicia- es un peligro tener razón, pintemos la atmósfera. Antes de como decían los últimos fusilados del franquismo, “mañana cuando me maten”, mucho antes...
Que tiemble la injusticia, libertad para Chaves y Pepe Griñan...