Los medios y los días

Se acuesta con Mohamed, repudia a Juan Carlos

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11 jun 2022 / 04:00 h - Actualizado: 11 jun 2022 / 04:00 h.
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  • El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / E.P.
    El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / E.P.

La cama de Pedro Sánchez cada vez se parece más a un campo de fútbol. Ni sé ni me importa si el presidente duerme con su señora en cama de matrimonio o en camas separadas, pero como sea en una de matrimonio doña Begoña Gómez -a la que también le están buscando cadáveres en el armario- empieza a sobrar y se va a dar un testarazo contra el piso del tálamo.

Primero nuestro presidente no se iba a acostar ni con Bildu ni con ERC. Y se acostó. Luego nada de dormir con Pablo Iglesias que le provocaba pesadillas. Y se apesadilló. No hace tanto que su partido estaba por la causa saharaui, una de las banderas irrenunciables de la izquierda. Ha echado de la cama a la causa para meter a Mohamed VI que ha exigido de inmediato traerse de su palacio sus propias sábanas y almohadas, de seda natural todo ello, para no tener que compartir nada con Yolanda Díaz, Oskar Matute o con Rufián que prefieren prendas compradas en mercadillos porque son muy del pueblo y de la república.

Se queja Yolanda de que no hay cuota ni igualdad femenina suficiente -Begoña no cuenta- y avisa de que “no es no”, sobre todo al rey, los otros tres son caballeros -sobre todo Sánchez-. Pero, cuidado, el tal Mohamed está acostumbrado a salirse con todas. De vez en cuando en la cama de Sánchez hay movida, salen unos y entran otros, aquello parece un vagón del metro y es complicado conciliar el sueño. Cuando están los habituales, don Pedro se las ve y se las desea a veces para que los demás acepten acostarse con el marroquí mientras que Begoña amenaza con abandonar de una vez la habitación y buscarse otra más calmada por allí por el palacio monclovita.

Desde el mundo árabe, precisamente, su majestad emérita Juan Carlos I no sale de su asombro. De modo que entre don Pedro y su hijo don Felipe lo echan a él de España, siendo como es un enorme representante de la raza ibérica y del landismo, y a cambio entra un rey moro con lo que costó echarlos de España. El rey emérito pensará que un estado de derecho como dicen que es España lo empapeló y luego lo desempapeló y, con todo, cuando pisa suelo patrio lo abronca hasta su vástago por ostentación excesiva. Es verdad que no sobrarían otros “lo siento mucho” como cuando los elefantes; es verdad que en Inglaterra aún lo tiene enfilado la Justicia pero ya se sabe cómo son los ingleses, siempre nos han tenido manía desde la Edad Moderna porque casi nos la quedamos y hasta tuvimos una reina allí, una de las varias y variadas esposas de Enrique VIII. Inglaterra deja la UE, pero seguimos entendiéndonos en inglés. Curioso.

Dirá Juan Carlos I que él ha metido la pata pero la democracia lo ha puesto en su sitio aunque no pueda ni dormir en su cama. Sin embargo, ¿qué habrá hecho su colega Mohamed VI en un país donde el que ordena y manda es él? Si leyeran en Marruecos este texto a lo peor me buscaba un disgusto y a pesar de ser funcionario del Estado español a nivel de cátedra don Pedro no haría nada por mí, supongo. Si se ha despedido del Polisario y de Argelia, servidor sería sencillamente una pulga molesta. Pues así es la vida de injusta, así es la política, Mohamed en La Moncloa y don Juan Carlos no es que esté mal pero se encuentra en el destierro y no puede ni hacer algo tan inocente como montarse en sus barquitos.

No sé hasta cuándo durará este camarote de los Hermanos Marx en que se ha convertido el lecho de Pedro Sánchez, lo que sé es que todos están acostados sobre un fondo común: el colchón, todos duermen en el mismo colchón. Debe ser muy placentero, sarna con gusto no pica, ahí que están juntos, y no sé si revueltos, republicanos, monarca casi absoluto y Pedro Sánchez que lo mismo está en Pinto que en Valdemoro. Ahora resulta que desenterró al dictador Franco, que apostaba por su parte de Marruecos, y el demócrata Sánchez deja ese territorio a su suerte. Todo para acostarse en el mismo colchón que se llama Estados Unidos. Juan Carlos I anhela sus regatas. Felipe VI guarda silencio, no sea que no salga en la foto y además doña Letizia le riña.