Los medios y los días

Se nos va la vida en tonterías

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10 ago 2020 / 04:30 h - Actualizado: 09 ago 2020 / 20:32 h.
"Los medios y los días"
  • Se nos va la vida en tonterías

Oiga, es que sigue muriendo gente no sólo porque hay que morirse -por ahora- sino por el virus. Y se sigue contagiando gente y algunas de esas personas acaban en la UCI. Oiga, es que si Franco nos apartó del mundo y nos dejó solos en el seno de una vida aparentemente apacible pero falsa, ahora la pandemia nos ha arrojado a una soledad casi absoluta dentro de nuestra vecindad europea. Otra vez España es diferente y ahora no son una derecha atrasada y una falta de ilustración y de modernidad las responsables, es una izquierda y unas personas concretas que se consideran progresistas y que, claro, le echarán la culpa a la herencia recibida. Pues si la culpa es de esa herencia más motivo para, en las circunstancias actuales, no irse de vacaciones y dormir tres o cuatro horas diarias y rodearse de personas que no se venden por una poltrona o poltronita. Sin personas libres y críticas no avanza ni un país ni una empresa.

Todo esto está calando en nuestro ánimo, nuestra autoestima como personas y como ciudadanos está por los suelos y un pueblo así no es fácil que levante la cabeza, falta un liderazgo en España y que los actuales elementos que se creen líderes acaben en un buen centro de formación o en los escalones más bajos de la política, que hoy pasa uno de los pupitres que ocupan mis alumnos en la universidad a un ministerio en un momento.

De manera que a los dos días que vamos a vivir con todas sus tonterías se une este malestar de fondo. La vida es eso que pasa por ahí mientras estamos haciendo otras cosas, decía John Lennon. La vida es una excusión a la muerte, añadió Benedetti.

A una vida que ya empieza a tomar tintes desoladores por una enfermedad que pasará pero que mientras tanto nos está dando muchos quebraderos de cabeza se une esa otra vida cotidiana plena de circunstancias “necesarias” con que nos castiga una sociedad de consumo que nos han construido y que nosotros hemos aceptado por causas en las que no voy a entrar.

Dicen que pasamos un tercio de nuestras vidas durmiendo y lo dicen como si eso fuera no vivir y perder el tiempo. Sin embargo, no cuentan en ese no vivir y perder la vida todo aquello con que nos fustiga esta sociedad llamada libre por la que pagamos un precio en forma de hipotecas, endeudamientos para tener un coche acaso superior al que nos podemos permitir, eternas ocupaciones burocráticas con la Seguridad Social, la luz, el gas, cualquier herencia, las matrículas del colegio de los niños, las cuotas de una y mil asociaciones a las que nos unimos, los gastos de las mascotas, la elección entre montones de marcas de un mismo producto, el deseo de ir a la moda desde el vestido hasta la peluquería, el gimnasio para que el cuerpo esté a gusto, los tropecientos productos supuestamente sanos que nos ofrecen esas “calles” de los supermercados especialmente pensadas para los muy cuidadores de su esqueleto.

No hay garantías suficientes de que este mundo de consumo sea en efecto mejor, ecologista y todas esas etiquetas a las que toda empresa se ha apuntado. Lo que es ecologista por un lado ha costado por otro explotar vilmente a miles o millones de personas, el deseo a veces irrefrenable de poseer un móvil cada vez más completo conlleva que se le robe el litio, el coltán y otros elementos a otros países indefensos, el que yo coma esos productos tan sanos lleva consigo que otros hayan deforestado bosques enteros pasa sembrarlos.

Y, a pesar de todo, aquí seguimos, sin lograr nunca eso que llamamos felicidad y que no existe, es un simple señuelo mercantil, aquí seguimos, contemplando cómo se nos va la vida en tonterías y ahora encima cargamos con la triste realidad de una pandemia que de ninguna manera nos ha hecho mejores como decían algunos allá por la primavera. En todo caso, nos deja más pringados aún porque a ver cómo seguimos con nuestras tonterías si un simple virus se ha llevado por delante el dinero con el que las adquirimos.