Desde la espadaña

Sevilla lo primero Sr. Alcalde

Tranquilos porque, a pesar de todo, aún nos esperan las luces, los cielos, las calles, los diálogos y los mostradores de muchas partes de Sevilla. Cuídate sevillano y atiende a tus musas

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16 mar 2020 / 08:15 h - Actualizado: 16 mar 2020 / 08:17 h.
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  • Sevilla lo primero Sr. Alcalde

Esta visita del Coronavirus (Covid-19) a tierras sevillanas ha hecho que todos nos encerremos en nuestras casas, al menos, durante 15 días. Y seguramente le lleve amigo lector a que cuando esto acabe usted ya no se acuerde de la gente. Pero así debe ser y es tiempo de ignorar las calles y los rincones de Sevilla por más que nos duela. Dejemos al lado la búsqueda del betunero por las calles de la ciudad e inclusive las charlas congregadas en los zaguanes de las Iglesias. Serénese y tómese las cosas con finura sevillana colocando en su salvapantallas del ordenador o en su móvil la frase mágica del alcalde sevillano hace 72 horas “para suspender la Semana Santa de Sevilla, la OMS (Organización Mundial de la Salud) tiene que hablar con el alcalde de Sevilla”. Pues nada, ahí tienen ustedes lo que se llaman exaltaciones transitorias cuando no se entiende que, desgraciadamente, es la salud y la vida de todos los sevillanos la que está en juego. Porque en estos temas no podemos permitirnos ni ciertas alegrías léxicas ni tampoco inexactitudes. Y si el sentido común se ha cebado con nuestra Semana Santa 2020, también lo ha hecho vorazmente con la Feria de abril porque es la única forma de atajar esta pandemia.

Sevilla es primero ciudad y vecindad y luego vienen sus fiestas. La anulación de la Semana Santa se ha parecido a esa olla caliente que nadie quería asir hasta que el pitorro del sentido común se generalizó mientras Plaza Nueva intentaba esconderlo. Queda claro que para ciertos asuntos -y más en esta ciudad- hay que medir mucho las palabras, pero también hay que respetar a los vecinos que quieren velar por su salud. Y la decisión más sensata era la anulación de la Semana Santa sevillana desde el primer minuto. Esta ciudad se ha creado una super dependencia por la hostelería y el turismo y el alcalde ha caído en esa nebulosa cuando afirmó que habría que esperar a la decisión final. Y así ha estado durante unos días de forma incomprensible para los vecinos y hasta para las hermandades porque el momento de recoger las papeletas de sitio llegaba irremediablemente mientras no entendían como desde el ayuntamiento hispalense no se daba el primer paso.

Pero nada me ha gustado cuando nadie se atrevió a dar claridad al asunto hasta que el pregonero 2020, Julio Cuesta, afirmó que la anulación de la Semana Santa era lo más lógico y conveniente. Y lo mismo hizo el presidente del Consejo de Cofradías Francisco Vélez el pasado viernes mientras el alcalde seguía en su adobo, en esa trasera de palio para ver cómo venía la cosa; todavía espero la declaración institucional al igual que lo ha hecho el alcalde de Málaga (gran amigo suyo, por cierto). Ahora, encima, y tras jugar al Quimicefa de los experimentos, al alcalde ya no le queda más remedio que hacer lo mismo con la Feria de abril. Supongo que habrá pensado que el estado de shock de la ciudad le salvará de este método avestruz. Por eso al alcalde de Sevilla habría que rebautizar como don Quijote, el caballero de la triste figura porque por más que lo haya intentado, será en su mandato -¿último?- cuando en esta ciudad se deje un año sin Semana Santa ni Feria de abril. Y cuidado con los experimentos de una Feria en la segunda quincena de septiembre porque llega el otoño, comienzan los centros educativos a funcionar, tiesos de dinero después de las vacaciones estivales y, lo más importante, que la Feria de Sevilla es, eso, en abril.

Demasiadas quijotadas hemos tenido en esta ciudad de aquellos que tienen en sus manos adoptar las justas y acertadas decisiones en beneficio de todos. Y sin quejarse porque estos sillones son totalmente voluntarios y no todo es ir de princesa por Sevilla. Por eso, es normal que la actitud de este regidor en la crisis vírica le conlleve muchos coscorrones. Quizás una de las frases más acertadas después de anularse la Semana Santa es la dictada por la pregonera 2019, Charo Padilla, cuando escribió que ahora que llueva lo más grande; que caigan chuzos de punta. Es momento de pensar en nuestras vidas; sólo eso.

Estas situaciones no son para levantar la mano y seguir preguntando y preguntando querido alcalde. Y ha perdido una preciosa semana siguiendo con el montaje de los palcos y de las casetas de Feria no cogiendo el toro por los cuernos saliendo a la plaza como el primero de los sevillanos. Esta crisis le ha venido grande y ancha y debería haber colaborado más con el sentido común.

Un virus proveniente de China ha terminado por hacer turismo en Sevilla y nos ha dejado sin Semana Santa ni Feria de abril 2020, pero también ha servido para conocer que algunos han adquirido en estos días tan señalados una nueva profesión: cesante.

Querida Semana Santa, no me enteré de tu muerte hasta ayer, ¿has fallecido de verdad? yo creo que no. Te veré seguro en el 2021.